Sí, es un libro con un nombre curioso.
Pasada la sorpresa inicial por tan contundente título, os puedo decir que es uno libro ágil y de fácil lectura como todos los de Sierra i Fabra, uno de los escritores más acertados y prolijos de la literatura infantil y juvenil (y de muchas otras, como podréis ver en la biografía de su página oficial).
Miguel, el protagonista, es un chico como muchos. La perspectiva actual nos diría que es uno normal, pero visto desde otra época es un trasto, un niño travieso, mal estudiante, desobediente, desordenado y todo lo que podáis pensar de un chico de su edad. Aquí está el primer juego con el lector que nos propone Sierra i Fabra. Al ser menor de edad, es imposible con la legalidad vigente echarle de casa sin más. Porque eso es lo que pretende su madre con el silencio cómplice de su padre, policía y abogado incluidos.
Así un día se encuentra con esa carta de despido que empieza con el ya conocido "Querido hijo". El chico se lleva un susto de órdago y no se lo cree. Todos parecen compinchados con la madre para hacerle creer que es una realidad, que no puede evitar ser despedido de la casa de sus padres. Miguel trata de portarse mejor y hacer las cosas como debiera haberlo hecho antes (con no mucho éxito, la verdad, pero el muchacho lo intenta) y un fatídico siete de abril (nada, a la vuelta de la esquina lo tenemos), se ve en la calle.
Las peripecias por sobrevivir le hacen ver quién son sus verdaderos amigos (pocos o nadie en realidad) y cómo es la vida sin la protección de unos progenitores a su edad. Miguel, asesorado por el abogado y tras verse con la sentencia ya cumplida, decide presentar una "instancia" que... bueno no os cuento el desenlace, aunque os lo podéis suponer.
Es un libro genial, sin demasiadas pretensiones moralizantes (más allá de hacer ver a muchos muchachos que no lo están haciendo bien como hijos). Pero es sorprendente ver cómo uno puede simpatizar con todos los personajes, incluso estando en bandos opuestos.
Sin duda Miguel es el protagonista y todos tenderemos a identificarnos con él. A fin de cuentas no es mal chico, solo un inconsciente al que no le viene mal este castigo. Por otro, los padres son muy abnegados con la educación de su hijo y este no se lo pone fácil. También simpatizamos con ellos. Incluso con la gente con la que habla Miguel en la calle (excepto las vecinas malas que aparecen, todos son majos).
En fin un libro majo al que le tengo mucho cariño y que os recomiendo. Sirve para regalar a hijos, sobrinos e hijos de amigos que sean traviesos y que desde el título se sientan mencionados, señalados. Seguro que las carillas de sorpresa que ponen son impagables.
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4 comments:
PEga mucho ahora, esperemos que no nos pase
Lo triste es que aunque de niños nos libramos de ser despedidos, ahora de mayores tenemos más papeletas que un puesto de la ONCE.
Me parece una lectura muy adecuada para los más jóvenes.
Un abrazo
Jejeje, José Luis. Lapidaria tu frase. Pero no te esperes algo al estilo de Pinocho, con castigos ejemplares ni nada. Es algo muy comedido. La reflexión del muchacho llevado a un extremo que no se esperaba es lo que funciona. Todo se hace mediante contratos y cartas. Muy eficiente para un libro, al llevar la acción a los textos.
Sí, es una lectura muy adecuada y recomendable. Pero no sólo para chavales, ya lo digo en la entrada. Los padres podemos disfrutar de esta obra y darnos cuenta de que no estamos solos en la tarea de educar a los muchachos.
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