Hippy Monsters (3).

6 Animalitos.

Otra entrada con monstuos que son muy diferentes. ¿Qué me llamó la atención en aquellos años? La boca del cocodrilo que pesaba tanto que necesitaba una muleta con ruedas. El pastor que tenía la cabeza en la mano era una imagen turbadora.

En la segunda fila tenemos una especie de oso hormigero monstruoso, un murciélago maravilloso y una especie de Criatura del Black Lagoon.

Más clasicos. Un monstruo con aspecto de cobra, un buitre que parece en el personaje del mismo nombre en la serie de Spiderman, un curioso loro gigante que colecciona pájaros y otros bichos. El segundo por abajo está calcado de la Criatura del Black Lagoon. ¿Qué come el último?

Un monstruo tan estrambótico jugando con un yo-yó. Dos versiones más del monstruo murciélago. El monstruo azul es rarísimo. Me resulta curioso ver cómo los cromos verticales tienen su lugar en esta serie. No entiendo por qué no se hizo lo propio con el draculín que estaba en el ataud que vimos en la primera entrada de esta serie.

La avispa era terrible y el monstruo de dos cabezas, tremendamente monstruoso. Y atractivo para la mente calenturienta de un niño de poco más de cuatro años.

7 El Fiel Mayordomo.

Dos animalitos más. Un monstruito reptante que se ofende por un mal gesto de una calavera y un monstruo que parece un cerdito más que un lobito.

El fiel mayordomo es un Igor interesante, con cara de Fu Man Chú. Ahora veo una analogía entre la personalidad de este monstruito y el ayudante del Doctor Mortis. Como vemos, vale tanto para limpiar como para practicar esgrima con su señor... y sufrir una estocada.

Como vemos, no es muy amigo de los animales. Me encantaba el cromo en el que jugaba al golf con un pie y me parecía horrible la calavera con pelo. ¡Aún no había perdido la carne! Por último, vemos que es poquillo borrachín. ¡Este hombre tiene todos los vicios!

8 Doctorcito.

Una última página para esta entrada. El Doctorcito, mezcla del Doctor Jeckill y Mr Hyde, del científico loco de las películas de la Hammer y de tantos otros. Por supuesto, del Doctor Caligari.

Me encantaba el cromo del doctor pegando la parte rota del cráneo; el doctor emparedando a una pobre víctima (aunque en su momento sólo vi un pie flotante, aún no entendía todo lo que veía).

Tras un corto descanso y un momento para el ahorro, el Doctor se engalana con sus mejores galas y se prepara para disfrutar de un velatorio. No le interrumpamos.