3 El Hombre Lobito.
Corta entrada para uno de los clásicos del terror. Aún así es chulísimo. De niño creía que estaba jugando con una cartera, pero no. Era un paquete de cigarrillos. Eran otros tiempos y a los niños no parecía que había que evitarles el vicio del tabaco.
El lobito resfriado daba penita y el lobito hambriento tenía una calavera a los pies que me atraía poderosísimamente.
4 Momia.
A diferencia de los monstruos anteriores, Momia carecía de dientes. Y eso le daba un aspecto envejecido. Me gustaba la broma de una momia en remojo y me gustaba el aspecto del sarcófago.
5 Calaverín.
Continuamos con las bromas de la momia quedándose enganchado con el sarcófago. ¡Menudo incordio llevar tanta venda!
Calaverín tenía una propiedad especial. No eran todos los monstruos iguales. Era una miscelanea de bichillos raros. Todos eran especiales. Los tres de abajo me encantaban. El Indio con su bebé, el vaquero con su caballo y el músico con su tuba atascada por una calavera.
Termino la entrada con esta página. La mujer con la tele cae en el tópico de la abuelita enganchada a la televisión, sin nada mejor que hacer. El calaverín con su perro es muy diferente del resto. Recuerda al Fantasma de la Ópera.
Tengo un recuerdo especial del monstruo que mete sus pies en algo que parece ácido. Muy explícito. El calaverín guerrero parece una premonición de Indiana Jones en esa escena en la que se enfrenta con un guerrero con una espada enorme y le mata con la pistola.
Muy crueles los otros dos cromos. Pobre ratón y pobre toro.
10 comments:
Jejejej, que buenos no se de donde los sacas
Aunque el recuerdo que tengo de esta colección es muy vago, estoy casi seguro de que en uno de los dos que faltan del Hombre Lobito veíamos a éste pisando una chincheta ¿quizá algún otro lector podrá confirmarlo?
Hola Valentín.
Hoy vuelvo a darme un paseo por tu blog y me he puesto a mirar este álbum que dejas abierto para que curioseemos.
Mi hermano Tomás y yo fuimos muy aficionados a coleccionar álbumes de cromos y sobre ello ya escribí una entrada titulada Los cromos voladores.
De estos tipejos creo que no había oído hablar pero ese aire de familia que tienen todos y esos vivos colores los hacen muy atractivos.
Ya me imagino la impresión que te causarían de niño cuando todo lo absorviamos con tanto entusiasmo.
Un saludo!
Pues yo esta serie no la conocí... Y está curiosa.
Bueno, Juan, la serie sale de las cosas que tuve por la infancia. Y como las valoré mucho, han sobrevivido.
Creo que el cromo que dices lo protagoniza otro personaje, Evil, pero no estoy seguro.
JuanRa, muchas gracias por pasarte por el Blog y felicidades por tu entrada cincuenta. Me pareció muy, muy buena y original. ¡Tienes talento, chico!
Y Ramón, como siempre, gracias por estar ahí. Esto se publicó más o menos al tiempo que la segunda tanda de novelas de la Saga. ¡Fíjate si tiene años!
Hay otras chinchetas, en sillas o cosas así; esta era en la planta del pie en primer plano, al menos, así es en mi recuerdo, pero ¡quién sabe! tal vez algún día lleguemos a verificarlo.
En unas semanas termina la serie y lo comprobaremos.
Hey,Valentín.
Hey, Valentín. 1974, en efecto, fué la primera publicación; es cierto que pocos años después dunkin sacó de nuevo los chicles con los hippies a la venta. Tu idea de los comentarios es fantástica, aunque entiendo que algunos son algo arriesgados (p.ej. el cromo 3 tiene suficientes particularidades con el 7 y el 9: los ojos claros, la nariz chata,el color y forma del pelo, tamaño de los tornillos parecen hablar más de una "frankina" que de un "franqui travesti"...) Desgraciada e increíblemente el autor/a es anónimo. Claro que el componente "incorrecto" de los hippy los hace si cabe más deliciosos y míticos. Un saludo a Valentín y lectores, de Joan.
Un saludo, Joan y muchas gracias por pasarte por aquí.
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