La Saga de los Aznar es la mayor aventura escrita en España dentro de la Ciencia-Ficción y posiblemente una de las más populares sagas creadas por el género.
Parecerá difícil que un “mozalbete” de treinta y seis años pueda considerar nostalgia a esta serie. Cuando se publicó la primera parte en los años cincuenta, yo ni siquiera existía y cuando se continuó en los años setenta, yo aún no sabía leer.
Pero, casualidades de la vida, yo conozco esta serie desde mi más tierna infancia gracias a los cómics a color. El rayo forma parte de mi imaginería científico fantástica tanto como el Halcón Milenario. Y es que me encantaban estos cómics tan originales.
Y es que sé que soy un muchacho rarito. Cuando iba a la biblioteca en el colegio, a mis ocho añitos, sacaba como todos mis compañeros de clase todo tipo de libros con cuentos e ilustraciones llamativas, pero un día saqué un libro curioso que se llamaba “Marsuf, el Vagabundo del Espacio” de Tomás Salvador. Todo lo que tuviese que ver con la ciencia ficción me apasionaba. Me llamaron la atención las ilustraciones (de Goñi), pero fue el título. Y aunque me costó seguir la trama, me gustó de verdad. Es que el que es raro, es raro.
En fin. Que la Saga forma parte de ese bagaje cultural que uno tiene de la infancia, como las aventuras de los libros de Jules Verne o de Jack London. Y sabía de un tal Miguel Ángel Aznar, cosa que mis compañeros de clase no. Ellos ignoraban por completo la existencia de esta saga. Y así varias generaciones.
Ahora parece que la tendencia se revierte, gracias a la inestimable edición que hizo la editorial Silente, dirigida por Pedro A. García Bilbao. Es un esfuerzo titánico por facilitar a una nueva generación de seguidores las aventuras de los desdichados Aznar.
El nombre del autor, George H. White, que parece una errata de un editor que no sabe escribir el nombre de H. G. Wells, es un seudónimo de Pascual Enguidanos, un valenciano que dominó la técnica del bolsilibro como nadie. La novela semanal requiere de unas dotes literarias que muchos autores de libros “aceptados por la sociedad” serían incapaces de demostrar.
Pensemos en la situación en la que se encontraba España cuando estos libros se publicaban. Sólo había escapismo en la radio, porque la televisión no existía y las novelas baratas eran con creces una manera de vivir aventuras desde el sillón de tu casa.
En Canillejas aún recuerdo a los más mayores del lugar leyendo novelas de vaqueros de Estefanía en la calle. ¡Qué tiempos! Mi abuela devoraba las novelas de Corín Tellado y para mí, leer estas novelas era de lo más natural. Cuando podía compraba un lote de esos de tres por veinte duros en los que se incluía una novela de Miedo, otra de vaqueros y otra de ciencia ficción todas ellas de las series de la editorial Brugera. En una hora las tenía terminadas. Ahora, con la reedición que hizo Robel de la saga del Orden Estelar de Torres Quesada (paciencia, esta otra saga es la siguiente en Tonnerre de Brest) he reducido ese tiempo de lectura a poco más de media hora. ¡Y qué media hora!
Las novelas de la Saga son algo más largas que las de Bruguera, pero no mucho. Llegan a las noventa páginas y cuentan con un ritmo ágil (alguna vez no, pero no es la mayoría de los casos). La sensación de asombro no deja de sorprenderme. Lejos de caer en tópicos, la Saga de los Aznar rezuma novedad a cada página. La imaginación de Pascual Enguidanos es desbordante, a momentos abrumadora. Y no olvidemos que estamos en 1953. Lo más parecido a un viaje a la luna lo escribieron H. G. Wells, Jules Verne y Hergé. Y la visión más clara de este viaje, la realizó Méliès. Y aún así, Enguidanos les supera. Y si no, lean, lean.
Sé que me estoy metiendo en un berenjenal escribiendo esta serie (la pienso mantener durante casi medio año) en la que trataré de comentar los números de la Saga que forman parte de la edición actual de Silente (chapó por ustedes, señor García Bilbao y los otros amigos que han hecho posible que en el siglo XXI podamos disfrutar con facilidad de algo que antes era sólo para coleccionistas).
Para estos comentarios he seguido el siguiente método. Como no tengo tiempo ni posibilidad de releer la saga al completo (aún no, pero tocará una relectura en breve) he optado por empezar leyendo las reseñas que Mario Moreno Cortina escribió para su artículo en “La Ciencia Ficción Española” de la añorada editorial Robel. Como se ciñe a la versión última que Pascual Enguidanos considera la definitiva y que es la misma que se publicó en Silente, me servirá de “mapa” de lectura, al tiempo de refresco de lo que en ellas acontece.
A continuación procederé a una lectura rápida de las novelas, sabiendo qué estoy buscando y dónde puede estar. Luego leeré las entradas que han escrito Carlos Sainz Cidoncha (la primera saga) y Pedro A. García Bilbao (la continuación de los años setenta) en su libro “Viajes de los Aznar” de la editorial Silente. Y por último, mientras escribo en el ordenador y por comodidad, tendré presente la maravillosa colección de reseñas que José Carlos Canalda tiene en su Web de Ciencia-ficción (no olvidemos su libro sobre Luchadores del Espacio de la editorial Río Henares). Evidentemente esta última página me servirá en parte de guión de escritura, porque los anteriores libros los trabajaré sin necesidad de escribir nada. Por último (y sin que se me enfade, Señor Canalda) “tomaré” las portadas de los libros originales. Sin estas imágenes me quedarían muy sosas las entradas. Como le digo, señor Canalda, espero me disculpe por este atrevimiento. A cambio, le prometo difundir lo mejor que sepa la Saga a los lectores que pasen por Tonnerre de Brest.
Comenzamos. Abróchense los cinturones, porque la aventura más grande jamás contada por un autor de ciencia ficción español va a comenzar.
Parecerá difícil que un “mozalbete” de treinta y seis años pueda considerar nostalgia a esta serie. Cuando se publicó la primera parte en los años cincuenta, yo ni siquiera existía y cuando se continuó en los años setenta, yo aún no sabía leer.
Pero, casualidades de la vida, yo conozco esta serie desde mi más tierna infancia gracias a los cómics a color. El rayo forma parte de mi imaginería científico fantástica tanto como el Halcón Milenario. Y es que me encantaban estos cómics tan originales.
Y es que sé que soy un muchacho rarito. Cuando iba a la biblioteca en el colegio, a mis ocho añitos, sacaba como todos mis compañeros de clase todo tipo de libros con cuentos e ilustraciones llamativas, pero un día saqué un libro curioso que se llamaba “Marsuf, el Vagabundo del Espacio” de Tomás Salvador. Todo lo que tuviese que ver con la ciencia ficción me apasionaba. Me llamaron la atención las ilustraciones (de Goñi), pero fue el título. Y aunque me costó seguir la trama, me gustó de verdad. Es que el que es raro, es raro.
En fin. Que la Saga forma parte de ese bagaje cultural que uno tiene de la infancia, como las aventuras de los libros de Jules Verne o de Jack London. Y sabía de un tal Miguel Ángel Aznar, cosa que mis compañeros de clase no. Ellos ignoraban por completo la existencia de esta saga. Y así varias generaciones.
Ahora parece que la tendencia se revierte, gracias a la inestimable edición que hizo la editorial Silente, dirigida por Pedro A. García Bilbao. Es un esfuerzo titánico por facilitar a una nueva generación de seguidores las aventuras de los desdichados Aznar.
El nombre del autor, George H. White, que parece una errata de un editor que no sabe escribir el nombre de H. G. Wells, es un seudónimo de Pascual Enguidanos, un valenciano que dominó la técnica del bolsilibro como nadie. La novela semanal requiere de unas dotes literarias que muchos autores de libros “aceptados por la sociedad” serían incapaces de demostrar.
Pensemos en la situación en la que se encontraba España cuando estos libros se publicaban. Sólo había escapismo en la radio, porque la televisión no existía y las novelas baratas eran con creces una manera de vivir aventuras desde el sillón de tu casa.
En Canillejas aún recuerdo a los más mayores del lugar leyendo novelas de vaqueros de Estefanía en la calle. ¡Qué tiempos! Mi abuela devoraba las novelas de Corín Tellado y para mí, leer estas novelas era de lo más natural. Cuando podía compraba un lote de esos de tres por veinte duros en los que se incluía una novela de Miedo, otra de vaqueros y otra de ciencia ficción todas ellas de las series de la editorial Brugera. En una hora las tenía terminadas. Ahora, con la reedición que hizo Robel de la saga del Orden Estelar de Torres Quesada (paciencia, esta otra saga es la siguiente en Tonnerre de Brest) he reducido ese tiempo de lectura a poco más de media hora. ¡Y qué media hora!
Las novelas de la Saga son algo más largas que las de Bruguera, pero no mucho. Llegan a las noventa páginas y cuentan con un ritmo ágil (alguna vez no, pero no es la mayoría de los casos). La sensación de asombro no deja de sorprenderme. Lejos de caer en tópicos, la Saga de los Aznar rezuma novedad a cada página. La imaginación de Pascual Enguidanos es desbordante, a momentos abrumadora. Y no olvidemos que estamos en 1953. Lo más parecido a un viaje a la luna lo escribieron H. G. Wells, Jules Verne y Hergé. Y la visión más clara de este viaje, la realizó Méliès. Y aún así, Enguidanos les supera. Y si no, lean, lean.
Sé que me estoy metiendo en un berenjenal escribiendo esta serie (la pienso mantener durante casi medio año) en la que trataré de comentar los números de la Saga que forman parte de la edición actual de Silente (chapó por ustedes, señor García Bilbao y los otros amigos que han hecho posible que en el siglo XXI podamos disfrutar con facilidad de algo que antes era sólo para coleccionistas).
Para estos comentarios he seguido el siguiente método. Como no tengo tiempo ni posibilidad de releer la saga al completo (aún no, pero tocará una relectura en breve) he optado por empezar leyendo las reseñas que Mario Moreno Cortina escribió para su artículo en “La Ciencia Ficción Española” de la añorada editorial Robel. Como se ciñe a la versión última que Pascual Enguidanos considera la definitiva y que es la misma que se publicó en Silente, me servirá de “mapa” de lectura, al tiempo de refresco de lo que en ellas acontece.
A continuación procederé a una lectura rápida de las novelas, sabiendo qué estoy buscando y dónde puede estar. Luego leeré las entradas que han escrito Carlos Sainz Cidoncha (la primera saga) y Pedro A. García Bilbao (la continuación de los años setenta) en su libro “Viajes de los Aznar” de la editorial Silente. Y por último, mientras escribo en el ordenador y por comodidad, tendré presente la maravillosa colección de reseñas que José Carlos Canalda tiene en su Web de Ciencia-ficción (no olvidemos su libro sobre Luchadores del Espacio de la editorial Río Henares). Evidentemente esta última página me servirá en parte de guión de escritura, porque los anteriores libros los trabajaré sin necesidad de escribir nada. Por último (y sin que se me enfade, Señor Canalda) “tomaré” las portadas de los libros originales. Sin estas imágenes me quedarían muy sosas las entradas. Como le digo, señor Canalda, espero me disculpe por este atrevimiento. A cambio, le prometo difundir lo mejor que sepa la Saga a los lectores que pasen por Tonnerre de Brest.
Comenzamos. Abróchense los cinturones, porque la aventura más grande jamás contada por un autor de ciencia ficción español va a comenzar.
01 Los Hombres de Venus.
La saga comienza de forma convencional. Un aventurero, Miguel Ángel Aznar de Soto, un Norteamericano de origen Español que trabaja para una agencia ultrasecreta de la ONU (no olvidemos que esta organización estaba recién creada y la Segunda Guerra Mundial aún tenía ascuas ardiendo) tiene como misión rescatar a un científico y su hija.
Con tal fin, viaja a la India donde se supone que se vio por última vez a la pareja. Allí recupera la amistad de un viejo conocido, Arthur Windfield, piloto venido a menos que mendiga por las calles de Calcuta.
Sin más dilación, Enguidanos nos mete en harina cuando una mujer de avanzada edad dice ser Carol Mitchel, la hija de John Mitchel, el científico de marras. Ambos militares desconfían de la historia, pues lo que parece haber ocurrido es un intercambio de cerebros en dos cuerpos distintos. Esto tan imposible para la ciencia es un tópico de la Space Opera de la época. Y volveremos a verla a lo largo de la Saga, sobretodo con el final trágico de otro Miguel Ángel Aznar.
Hubiera sido descreída la mujer, de no haber sido secuestrada por unos desconocidos. Pienso yo que aquí Miguel Ángel Aznar y Arthur Windfield no hubieran reaccionado, ignorando la historia de no haber sido por la herida en su orgullo. Estaba claro que algo raro pasaba, pero necesitaron verse mancillados para reaccionar. Cosas de la hombría.
Un tercer personaje, el profesor Stefansson, que formaba parte de los enviados por la Agencia de Información Astral (o Astral Information Office) para recuperar al profesor Mitchel plantea poco más o menos creerse la historia de la anciana e irse al Tíbet por aquello de que si no encuentran el Shangrilá, igual dan con el Yeti o con Venusianos.
Una pista que sí da credibilidad a la historia de la supuesta Carol Mitchel es la mención de un tal Mattox. Stefansson sabe que está en busca y captura por las intentonas de practicar transplantes de cerebros a personas que no lo habían solicitado. ¡Qué poco considerado!
Deambulando de aldea en aldea, una historia rocambolesca les pone tras la pista. Un par de seres grises (los conoceremos como Thorbod) habían tenido un aterrizaje de emergencia en la Tierra y habían sido abatidos. Dan con los cuerpos y, con mente científica, determinan su procedencia alienígena.
En ese momento aparecen más platillos volantes y nuestros héroes son reducidos. Comprueban la crueldad de esta raza de Hombres Grises cuando dan muerte a los únicos supervivientes de la aldea que dio batida a los dos Thorbod. Un ojo por ojo sin piedad.
Ya tenemos a los protagonistas donde tenían que estar y empieza la aventura. Por un lado, una Carol Mitchel joven que les informa de que no hubo tal transplante. Miguel Ángel se las apaña para destrozar la base Thorbod. Todos terminan reunidos, pero con la mosca detrás de la oreja. Hay mucho en juego para la humanidad.
La saga comienza de forma convencional. Un aventurero, Miguel Ángel Aznar de Soto, un Norteamericano de origen Español que trabaja para una agencia ultrasecreta de la ONU (no olvidemos que esta organización estaba recién creada y la Segunda Guerra Mundial aún tenía ascuas ardiendo) tiene como misión rescatar a un científico y su hija.
Con tal fin, viaja a la India donde se supone que se vio por última vez a la pareja. Allí recupera la amistad de un viejo conocido, Arthur Windfield, piloto venido a menos que mendiga por las calles de Calcuta.
Sin más dilación, Enguidanos nos mete en harina cuando una mujer de avanzada edad dice ser Carol Mitchel, la hija de John Mitchel, el científico de marras. Ambos militares desconfían de la historia, pues lo que parece haber ocurrido es un intercambio de cerebros en dos cuerpos distintos. Esto tan imposible para la ciencia es un tópico de la Space Opera de la época. Y volveremos a verla a lo largo de la Saga, sobretodo con el final trágico de otro Miguel Ángel Aznar.
Hubiera sido descreída la mujer, de no haber sido secuestrada por unos desconocidos. Pienso yo que aquí Miguel Ángel Aznar y Arthur Windfield no hubieran reaccionado, ignorando la historia de no haber sido por la herida en su orgullo. Estaba claro que algo raro pasaba, pero necesitaron verse mancillados para reaccionar. Cosas de la hombría.
Un tercer personaje, el profesor Stefansson, que formaba parte de los enviados por la Agencia de Información Astral (o Astral Information Office) para recuperar al profesor Mitchel plantea poco más o menos creerse la historia de la anciana e irse al Tíbet por aquello de que si no encuentran el Shangrilá, igual dan con el Yeti o con Venusianos.
Una pista que sí da credibilidad a la historia de la supuesta Carol Mitchel es la mención de un tal Mattox. Stefansson sabe que está en busca y captura por las intentonas de practicar transplantes de cerebros a personas que no lo habían solicitado. ¡Qué poco considerado!
Deambulando de aldea en aldea, una historia rocambolesca les pone tras la pista. Un par de seres grises (los conoceremos como Thorbod) habían tenido un aterrizaje de emergencia en la Tierra y habían sido abatidos. Dan con los cuerpos y, con mente científica, determinan su procedencia alienígena.
En ese momento aparecen más platillos volantes y nuestros héroes son reducidos. Comprueban la crueldad de esta raza de Hombres Grises cuando dan muerte a los únicos supervivientes de la aldea que dio batida a los dos Thorbod. Un ojo por ojo sin piedad.
Ya tenemos a los protagonistas donde tenían que estar y empieza la aventura. Por un lado, una Carol Mitchel joven que les informa de que no hubo tal transplante. Miguel Ángel se las apaña para destrozar la base Thorbod. Todos terminan reunidos, pero con la mosca detrás de la oreja. Hay mucho en juego para la humanidad.
02 El Planeta Misterioso.
Todos los protagonistas de la anterior aventura caen en desgracia. No hay pruebas que corroboren la existencia de una base extraterrestre. Sólo se mantiene en pie Miguel Ángel Aznar. Carol pierde definitivamente la cordura mientras Arthur se vuelve a dar a la bebida. Es el comienzo de la maldición de los Aznar. Si eres mujer y te topas con uno, tu destino será fatal y, si eres amigo, te volverás un paria. Cosas del drama de esta familia.
La Tierra vive su feliz autoengaño mientras un multimillonario llamado Harry Tierny, movido por la historia de los exploradores en el Himalaya, decide gastarse los cuartos haciendo un cohete propulsado (no olvidemos que aún no habían salido ni los rusos ni los americanos al espacio). La base de este vehículo (más o menos un superavión a reacción) es el combustible diseñado por el alemán Erich von Eicken. Si no hay Thorbod, Venus sería un buen destino. Por cierto, se llama el Lanza.
Así que no ponen pegas a tener a Miguel Ángel a bordo de la nave, que cuenta, entre otros con el profesor Stefansson, Bárbara Watt (recordemos este nombre) y Richard Balmer (recordemos este apellido).
Venus es como se la hubiese imaginado cualquier muchacho de la época. Tiene un clima cálido, casi Jurásico en todos los aspectos (incluidos los dinosaurios) y además, con civilizaciones autóctonas. Los Thorbod, hombres grises, tienen a los hombres azules, los Saissai.
Con ayuda de los terrícolas, los Saissai consiguen darle un duro golpe a la bestia gris y los de Aznar regresan con un prisionero, prueba de la existencia de la amenaza para la Tierra. Ahora es el momento de volver y poner en alerta a las autoridades.
Todos los protagonistas de la anterior aventura caen en desgracia. No hay pruebas que corroboren la existencia de una base extraterrestre. Sólo se mantiene en pie Miguel Ángel Aznar. Carol pierde definitivamente la cordura mientras Arthur se vuelve a dar a la bebida. Es el comienzo de la maldición de los Aznar. Si eres mujer y te topas con uno, tu destino será fatal y, si eres amigo, te volverás un paria. Cosas del drama de esta familia.
La Tierra vive su feliz autoengaño mientras un multimillonario llamado Harry Tierny, movido por la historia de los exploradores en el Himalaya, decide gastarse los cuartos haciendo un cohete propulsado (no olvidemos que aún no habían salido ni los rusos ni los americanos al espacio). La base de este vehículo (más o menos un superavión a reacción) es el combustible diseñado por el alemán Erich von Eicken. Si no hay Thorbod, Venus sería un buen destino. Por cierto, se llama el Lanza.
Así que no ponen pegas a tener a Miguel Ángel a bordo de la nave, que cuenta, entre otros con el profesor Stefansson, Bárbara Watt (recordemos este nombre) y Richard Balmer (recordemos este apellido).
Venus es como se la hubiese imaginado cualquier muchacho de la época. Tiene un clima cálido, casi Jurásico en todos los aspectos (incluidos los dinosaurios) y además, con civilizaciones autóctonas. Los Thorbod, hombres grises, tienen a los hombres azules, los Saissai.
Con ayuda de los terrícolas, los Saissai consiguen darle un duro golpe a la bestia gris y los de Aznar regresan con un prisionero, prueba de la existencia de la amenaza para la Tierra. Ahora es el momento de volver y poner en alerta a las autoridades.
03 Cerebros Electrónicos.
Por vez primera en la Saga entramos en contacto (bueno los astronautas del Lanza) con los autoplanetas. En este caso un planeta errante que se topa con la nave de los compañeros de Miguel Ángel Aznar. La curiosidad mató al gato y en este caso, el prisionero Thorbod es el que sabotea una nave terrestre (aún ganamos con la base del Himalaya y la de Venus). No les queda más remedio que aterrizar, porque no hay más combustible.
La nave queda maltrecha, posiblemente no pueda remontar el vuelo. Aquí empiezan las sorpresas. Unas transmisiones les ponen tras la pista de que no están solos en el planetillo (se llama Ragol). Hay un tren que les conduce a una ciudad subterránea y robots que reciben la energía eléctrica como cualquier radio recibe las ondas. Es un inventazo que aún no hemos conseguido en nuestro mundo real. De lo más logrado de las invenciones ciencia-ficcionerosas de Enguidanos.
Los robots son hostiles y pilotan unas naves estupendas llamadas Zapatillas volantes. Aquí tenemos el toque hispano. Si en Madrid, por ejemplo, tenemos el Estadio Olímpico convertido verbigracia en el Estadio de la Peineta y Torrespaña transformada en un más que popular “Pirulí”, ¿por qué no cambiar el nombre de platillo volante por zapatilla voladora? Es más cañí, sin duda.
Tras apagar todos los generadores que alimentan a los robots, los miembros de la expedición Aznar dan con los primitivos habitantes de la ciudad. Son Saissai que explican el origen ultraplanetario de su raza. Conocemos la dicotomía social entre los Saissai mecanizados y los más salvajes.
Todavía queda una amenaza; un ordenador que controla todo. Hay que neutralizarlo al estilo del HAL de 2001. Tras esta aventura, los terrícolas y los Saissai retornan al sistema solar. Hay mucho que hacer en Venus y la Tierra.
Como se puede ver, estas tres novelas cuentan las aventuras de un héroe a medio camino entre el Flash Gordon más clásico y las aventuras de John Carter. Pero la originalidad y planteamiento inicial la desliga de la mera copia. No son malas novelas, pero adolecen de ser el comienzo de una Saga que aún no está completamente definida. Y quizá gracias a ello, sirve como un excelente punto de partida para las aventuras posteriores, donde la grandiosidad impregna el relato. Ha sido mejor empezar desde lo más pequeño, con un héroe valiente, pero individualista, hasta dar con una saga de guerreros capaz de dirigir los destinos de la humanidad de diversos sistemas solares.
Leyendo estas primeras novelas, me vino a la cabeza la figura de Dan Dare y de nuestro Diego Valor (muy popular también en los seriales radiofónicos y los cómics de los años cincuenta). Ese tipo de aventurero íntegro, pero no perfecto era el icono en el que muchos aficionados se equiparaban inconscientemente.
Se ha señalado la importancia que para Enguidanos tuvo la teoría de los Dioses Astronautas de von Däniken (es evidente que se encuentra presente en toda la segunda parte de la Saga). La idea de que los extraterrestres están con nosotros no sólo ahora, sino desde tiempo inmemorial parece resultar atractiva a Enguidanos, que la desarrolla de diversas formas a lo largo de la serie (no sólo con los terrícolas, sino también con los habitantes de otros sistemas solares).
La idea de un mundo como Venus en el que vivan de manera muy cercana a la de los hombres primitivos unos habitantes de un planeta extraño que se separaron de sus congéneres más tecnificados, viviendo estos últimos en un mundo hostil, no es tampoco extraña a Pascual Enguidanos. Me recuerda mucho a una versión personal de los Eloi y los Morlocks de H. G. Wells (autor al que parece procesar Enguidanos cierto grado de admiración).
Bueno, hasta aquí. La semana que viene más, pero no les dejo en mala compañía: he aquí los enlaces pertinentes a los que les recomiendo vayan para ampliar conocimientos sobre la obra más importante de Enguidanos (y sobre otras cosas, ¿por qué no?):
Silente.net.
Sitio de Ciencia-Ficción.
George H. White en el Sitio de Ciencia Ficción.
Los Cómics de los Aznar en el Sitio de Ciencia-Ficción.
Los artículos de José Carlos Canalda en el Sitio de Ciencia-Ficción:
Los Hombres de Venus.
El Planeta Misterioso. Novela suprimida.
(La Ciudad Congelada). Novela que recibió en la reedición el nombre de la anterior.
Cerebros Electrónicos.
Por vez primera en la Saga entramos en contacto (bueno los astronautas del Lanza) con los autoplanetas. En este caso un planeta errante que se topa con la nave de los compañeros de Miguel Ángel Aznar. La curiosidad mató al gato y en este caso, el prisionero Thorbod es el que sabotea una nave terrestre (aún ganamos con la base del Himalaya y la de Venus). No les queda más remedio que aterrizar, porque no hay más combustible.
La nave queda maltrecha, posiblemente no pueda remontar el vuelo. Aquí empiezan las sorpresas. Unas transmisiones les ponen tras la pista de que no están solos en el planetillo (se llama Ragol). Hay un tren que les conduce a una ciudad subterránea y robots que reciben la energía eléctrica como cualquier radio recibe las ondas. Es un inventazo que aún no hemos conseguido en nuestro mundo real. De lo más logrado de las invenciones ciencia-ficcionerosas de Enguidanos.
Los robots son hostiles y pilotan unas naves estupendas llamadas Zapatillas volantes. Aquí tenemos el toque hispano. Si en Madrid, por ejemplo, tenemos el Estadio Olímpico convertido verbigracia en el Estadio de la Peineta y Torrespaña transformada en un más que popular “Pirulí”, ¿por qué no cambiar el nombre de platillo volante por zapatilla voladora? Es más cañí, sin duda.
Tras apagar todos los generadores que alimentan a los robots, los miembros de la expedición Aznar dan con los primitivos habitantes de la ciudad. Son Saissai que explican el origen ultraplanetario de su raza. Conocemos la dicotomía social entre los Saissai mecanizados y los más salvajes.
Todavía queda una amenaza; un ordenador que controla todo. Hay que neutralizarlo al estilo del HAL de 2001. Tras esta aventura, los terrícolas y los Saissai retornan al sistema solar. Hay mucho que hacer en Venus y la Tierra.
Como se puede ver, estas tres novelas cuentan las aventuras de un héroe a medio camino entre el Flash Gordon más clásico y las aventuras de John Carter. Pero la originalidad y planteamiento inicial la desliga de la mera copia. No son malas novelas, pero adolecen de ser el comienzo de una Saga que aún no está completamente definida. Y quizá gracias a ello, sirve como un excelente punto de partida para las aventuras posteriores, donde la grandiosidad impregna el relato. Ha sido mejor empezar desde lo más pequeño, con un héroe valiente, pero individualista, hasta dar con una saga de guerreros capaz de dirigir los destinos de la humanidad de diversos sistemas solares.
Leyendo estas primeras novelas, me vino a la cabeza la figura de Dan Dare y de nuestro Diego Valor (muy popular también en los seriales radiofónicos y los cómics de los años cincuenta). Ese tipo de aventurero íntegro, pero no perfecto era el icono en el que muchos aficionados se equiparaban inconscientemente.
Se ha señalado la importancia que para Enguidanos tuvo la teoría de los Dioses Astronautas de von Däniken (es evidente que se encuentra presente en toda la segunda parte de la Saga). La idea de que los extraterrestres están con nosotros no sólo ahora, sino desde tiempo inmemorial parece resultar atractiva a Enguidanos, que la desarrolla de diversas formas a lo largo de la serie (no sólo con los terrícolas, sino también con los habitantes de otros sistemas solares).
La idea de un mundo como Venus en el que vivan de manera muy cercana a la de los hombres primitivos unos habitantes de un planeta extraño que se separaron de sus congéneres más tecnificados, viviendo estos últimos en un mundo hostil, no es tampoco extraña a Pascual Enguidanos. Me recuerda mucho a una versión personal de los Eloi y los Morlocks de H. G. Wells (autor al que parece procesar Enguidanos cierto grado de admiración).
Bueno, hasta aquí. La semana que viene más, pero no les dejo en mala compañía: he aquí los enlaces pertinentes a los que les recomiendo vayan para ampliar conocimientos sobre la obra más importante de Enguidanos (y sobre otras cosas, ¿por qué no?):
Silente.net.
Sitio de Ciencia-Ficción.
George H. White en el Sitio de Ciencia Ficción.
Los Cómics de los Aznar en el Sitio de Ciencia-Ficción.
Los artículos de José Carlos Canalda en el Sitio de Ciencia-Ficción:
Los Hombres de Venus.
El Planeta Misterioso. Novela suprimida.
(La Ciudad Congelada). Novela que recibió en la reedición el nombre de la anterior.
Cerebros Electrónicos.
15 comments:
Bueno, espero verla en Argentina, muy buen post, felicitaciones!
Gus
Si quieres mas informacion sobre el tema, lo que dices y mas, mucho MAS, entra en :
www.lasaga.es
Hay de todo, y estamos los que sabemos de que va el tema.
Saludos
Jesus
Un Thorbod que pasaba por aqui.
Para Gus: puede que sea difícil verla fuera de España (incluso fuera de las ciudades donde haya librerías especializadas). Si te pasas por Silente.net encontrarás información de cómo conseguirla. Venden un paquete que cuesta lo suyo, pero piensa que es más de una veintena de libros.
Para Jesús: pues, la verdad, no sabía que existía vuestra página. Dí por sentado que con lo de Silente y el Sitio de CF ya estaba todo. Os visitaré y os incluiré el próximo viernes como vínculo en la entrada (y desde ya en la barra lateral).
Por cierto, los Thorbod son malos, pero después de los Nahumitas, como que caen mejor.
En realidad, nuestra Web solo sirve para ir archivando la cantidad de trabajos, como son imagenes, ( mas de 1.000 ), videos, la Tira de La Saga ( comica ), relatos
y un gran archivo de ayuda ( Maqueta ), donde se
encuentra de todo sobre La Saga de los Aznar.
Y solo sirve para eso, pues en realidad lo que
funciona es una Lista de Correo, donde cada mes
hay una media de 500 cotrresos ( alguno se ha
llegado a los 1.500 )...........
Y bueno, pues ya esta casi todo explicado.
Solo decirque muchos de nosotros, auqnue estamos esparcidos por toda España, nos conocemos en persona y procuramos una vez al
año, reunirnos.
Saludos de todos nosotros, Valentin.
Jesus
PD.: Yo soy de Barcelona, pero en Madrid y
Guadalajara, hay mogollon.......:-)))))
He visto cómo es vuestra página y me parece muy apropiada. Así cada cual puede optar por su blog y luego darlo a conocer, al tiempo que se genera un archivo de documentos e imágenes en el que podemos aceder a todo lo que tiene que ver con la Saga.
Por cierto, el video lo conocía, ya que, buscando información de la Saga de los Aznar, di con él en YouTube.
No he ido nunca a una Aznarcon ni a una Hispacon, pero me gustaría mucho y reconozco que no he ido más por desinformación que por otra cosa.
Pues nada chico, ya sabes donde estamos.
Detras de ese navio de color amarillo que sale en la
Web.,
( no cobramos por apuntarse ... :-) y se puede leer todo sin darse de alta, pero si hay que hacerlo para ver los muchos archivos que hay ), y por cierto uno de los temas es:
"Un blog que habla de La Saga", y ese es el tuyo.
Y otro importante, hay un Noticion, .......y es que se han
establecido las Bases para el segundo Cponcurso de
relatos Karendón*A*-U.
Si te gusta escribir, apuntate. El relato debe empezar para todos igual en un capitulo de *Motin en Valera*
Saludos de la Lista
Jesus
¡Pues a alistarme que toca! (y yo que no hice la mili...)
Muchas gracias por mencionarme y lo de escribir me gusta, claro, pero no sé ni cómo empezar ese relato. Lo miro.
La verdad es que siempre he tenido la sensación de que la Saga era cosa de poca gente, pero voy viendo que estaba equivocado. Me alegro.
Extraordinario post, Valentín. Cuando dices nostalgia de algo que se publicó en los cincuenta, te entiendo perfectamente. Me pasa igual con "El Cachorro" de Iranzo.
Es una nostalgia de lo que es "lo clásico". Una nostalgia que es perfecta.
Saludotes.
Te aseguro Urko que no es sólo esa estupenda nostalgia de los que recuerda a clásico y que uno sabe que hubiera disfrutado en el momento de haber estado ahí, ¡es que yo estuve ahí! De niño, en los setenta, leí los cómics de la Saga que publicó la Editorial Valenciana y me enganchó. Poco sospechaba que había unas novelas en las que se habían basado para crear los cómics.
Y tienes los tebeos, Valentin......?????
Los conservas, ????? y te hablo de tres ediciones
que se hicieron.
Una de ellas antes de que tu
nacieras.
De todo ello en la WEb, se dan pelos y señales, con las
portadas de los tebeos (entonces no se llamaban comics ).
Jesus
Pues tengo dos de las series. La que conocí de primera mano se hizo en 1978 y es a color. La compraba al tiempo que la del Mazinger Z Rojo de Sanchís. No la seguí entera, por lo que tuve que comprarla en tomos reentapdos (cuatro en total). La otra que tengo es de 1981 y se publicó en blanco y negro. Esta no la conocí en el momento, sino que la conseguí hace unos años en un paquete y no recuerdo dónde lo compré.
Hola, Valentín. Buena iniciativa la tuya. Está muy bien que se siga hablando de la Saga y se mantenga viva. Me alegro de que mi artículo te sea útil.
Un saludo y sigue así.
Gracias a ti. El resumen tan bien llevado es una manera muy útil de refrescarme la memoria de novelas que puede hacer seis años que no leo.
Te pongo el blog en la barra lateral y así te podre seguir en próximos post.
Un saludo.
Vaya, pues muchas gracias por poner el blog. En realidad no es sólo mio, somos un grupo de colegas aficionados al fantástico.
Saludos.
Entonces no sólo a tí. También gracias a tus compañeros de escritura.
Un saludo.
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