Sin mucho saber de esta película tan laureada y con un director interesantísimo, Juan Carlos Falcón, sacamos de la biblioteca la copia en DVD. La carátula poco me atraía salvo por el cuarteto de reinas de la interpretación que pudimos ver. Se nos había escapado esta película y la teníamos que ver.
Cuenta la historia, basada en la novela de Víctor Ramírez de un pueblo marcado por un individuo, el difunto, que ha destrozado la vida de sus habitantes, y más concretamente de las mujeres. Es una historia dura con tintes de esperanza, una tragicomedia en la que las actrices protagonistas brillan y llevan el peso de la narración.
Cuenta la historia, basada en la novela de Víctor Ramírez de un pueblo marcado por un individuo, el difunto, que ha destrozado la vida de sus habitantes, y más concretamente de las mujeres. Es una historia dura con tintes de esperanza, una tragicomedia en la que las actrices protagonistas brillan y llevan el peso de la narración.
Sin aparecer en la película y sin trucos como flashback, vamos conociendo la vida de Don Lucio, el efecto de sus acciones en cada una de las mujeres protagonistas. Cada una de ellas mancilla el cuerpo de una manera simbólica, acorde a la humillación o desgracia sufrida.
Es en el papel de Ángela Molina (Eloísa, la mujer de Lucio. Creo que se apellidaba Falcón. Si es así, es un toque de curioso humor negro) nos encontramos con el camino emocional de la historia. Todos los otros personajes se quedan para presentarnos cómo su vida se destrozó por culpa de la intromisión de este funesto personaje. Eloísa cayó en lo más hondo para ir volviendo a respirar tras la muerte de su esposo.
La búsqueda de la herencia (atención a la última escena, que es de traca y nos da la verdadera dimensión de lo canalla que era el individuo) es otro de los hilos argumentales que mueven la película más allá del alivio amargo que supone la muerte de Lucio.
El acento canario es algo que imitan las actrices con bastante fortuna, pero no así todo el elenco de actores, que en algún caso parece más acento de algún país del Caribe que de Canarias. Además, el sonido en casa adolecía de demasiada toma en directo, haciéndolo en ocasiones ininteligible. Para mí el único punto flojo de la producción. Sorprende ver que para el doblaje los técnicos son más eficientes que para el sonido de las películas españolas.
No voy a extenderme más en la reseña, pero sí os voy a recomendar que la veáis. Es una grata sorpresa. Estad preparados para mucho humor negro. Aunque no creo que os sorprenda; el cine español bueno-bueno se ha hecho sobre mucho humor y muy negro.
Es en el papel de Ángela Molina (Eloísa, la mujer de Lucio. Creo que se apellidaba Falcón. Si es así, es un toque de curioso humor negro) nos encontramos con el camino emocional de la historia. Todos los otros personajes se quedan para presentarnos cómo su vida se destrozó por culpa de la intromisión de este funesto personaje. Eloísa cayó en lo más hondo para ir volviendo a respirar tras la muerte de su esposo.
La búsqueda de la herencia (atención a la última escena, que es de traca y nos da la verdadera dimensión de lo canalla que era el individuo) es otro de los hilos argumentales que mueven la película más allá del alivio amargo que supone la muerte de Lucio.
El acento canario es algo que imitan las actrices con bastante fortuna, pero no así todo el elenco de actores, que en algún caso parece más acento de algún país del Caribe que de Canarias. Además, el sonido en casa adolecía de demasiada toma en directo, haciéndolo en ocasiones ininteligible. Para mí el único punto flojo de la producción. Sorprende ver que para el doblaje los técnicos son más eficientes que para el sonido de las películas españolas.
No voy a extenderme más en la reseña, pero sí os voy a recomendar que la veáis. Es una grata sorpresa. Estad preparados para mucho humor negro. Aunque no creo que os sorprenda; el cine español bueno-bueno se ha hecho sobre mucho humor y muy negro.
Trailer La Caja
[vía cabmedia]
Más sobre La Caja:
Imágenes tomadas del Instituto Cervantes (cartel) y De Tacones y Bolsos (Ángela Molina y Elvira Mínguez).
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