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June 07, 2008

4

SUPERLÓPEZ, tomos 21 a 30


Tomo vigésimo primero. El Tesoro de Ciuacoatl.
Primera Edición: febrero de 1992. Fecha de Jan: octubre de 1991. Costaba 275 pesetas (un euro con sesenta y cinco).
Volvemos a la ambientación maya (aunque a mí me suena que es más azteca que nada) que no se había visto desde La Caja de Pandora. Incluso las esquinas del álbum están decoradas con estos motivos mexicanos. La aventura se encuentra dividida la mayor parte del tiempo, como Superlópez en las simas, en el interior de las pirámides, en la selva buscando tesoros y Luisa, Jaime y el Jefe metidos en un lío de expolio de patrimonio, que al final resulta más inteligente que si fuesen montones de oro. No desvelo nada.

Tomo vigésimo segundo. Los Ladrones de Ozono.
Primera Edición: junio de 1992, con fecha de Jan de abril del mismo año. Seguía costando 275 pesetas.
Este álbum es el último del formato tradicional de la colección Olé! Ya comentaremos el que siguió en el siguiente tomo. Para mí era mejor más pequeñito, pero nunca se sabe. A los demás lectores no parece que les importunase.
Este álbum me recuerda mucho al tomo cuarto, con los alienígenas que se transformaban en cualquier cosa y sus naves. Jan hace un tipo de Ciencia Ficción (más bien Space Opera) que es tremendamente original. Cuanto más se aleja de los cánones de la realidad, más realista es. Esta aventura tiene un componente ecologista maravilloso. ¿Qué pasaría si una raza extraterrestre (los Kos-Katillas) viniese a la Tierra a birlarnos nuestra capa de ozono? Pues eso que parece tan importante, nos lo venimos cargando sistemáticamente desde hace décadas. Los protagonistas, a parte de Superlópez, son Jaime, Martha y Chico. La aventura continúa en el espacio y sobretodo en el planeta de los extraterrestres, donde Superlópez hace buenas migas con la resistencia. La trama es de las densas, de las de los primeros números. Creo que a Jan se le dan bien las epopeyas épicas, especialmente si tiene un componente espacial.

Tomo vigésimo tercero. El castillo de arena.
Primera edición: abril de 1993. Jan la acaba en noviembre de 1992. Subió setenta y cinco pesetas del tirón. 350 pesetas que son dos euros diez.
Cambio de formato y ya para siempre. Aumentó de tamaño y le añadieron una portada en relieve que a mí no me gustó nunca. Parece que la editorial consideró que Superlópez (y todas las demás colecciones incluidas en Olé!) necesitaba este pequeño empujoncito para vender más, obviando que la calidad del interior era lo verdaderamente fundamental. Estaba claro que Ediciones B optaba en exclusiva por el mercado infantil, cuando esta serie está pensada para todos los públicos. Ya sabemos que Jan es un experto en cómics e ilustraciones para niños, pero Superlópez venía creciendo con aquellos lectores que ya conocían al personaje de hacía veinte años. No diré nada más, porque se me va a notar que no me gustó la idea (sobretodo lo del tamaño, que deja al dibujo más desnudo y con menos detalle que si lo hubieran reducido) y lo que tengo que hacer aquí es comentar el contenido.
Este álbum vuelve a emplear criatura extrañas, pero aquí en la tierra y de una manera muy cercana. Si en el anterior álbum, nos adentrábamos en lo más profundo del espacio exterior, en esta historia nos acercamos a los vecinos del sur en su impresionante Sahara en el país inventado de nombre Djebana, donde los reyes del mambo son los insectos mutantes gigantes. Escariano libera un escorpión tamaño Godzilla en la ciudad y Superlópez termina investigando en África. Y da con la hormiga mutante poeta adolescente, uno de mis personajes favoritos de toda la serie, con en su casa tipo Tatooine. También otro guiño a Dune con un gusano que se desplaza bajo las arenas del desierto. Si no fuese por la hormiga, Superlópez estaría completamente solo esta aventura. No repitió Jan la jugada. Será por algo. A Superman tampoco le va bien prescindir de sus secundarios.

Tomo vigésimo cuarto. La aventura está en la esquina.
Primera edición: octubre de 1993 y terminada por Jan en junio de ese mismo año. Se mantuvo en 350 pesetas.
Por si no nos había quedado claro, Jan tiene una cruzada abierta contra el consumo de drogas y contra la drogadicción, especialmente entre la gente más joven. Muy bien por él. Este álbum es un pelín atípico. Se compone de siete historias que aún teniendo final, no son independientes y terminan en el tour de force entre Superlópez y un muchacho que lucha contra la adicción a las drogas.
Jan no deja títere con cabeza y hace una parodia acertadísima de esta sociedad de consumo en la que vivimos. Los embases son una amenaza para el medio ambiente y si los vemos como unos monstruos que nos pueden atacar, pues algún niño se habrá concienciado de la necesidad de reciclar (y puede que también de lo innecesario que es la superproducción). Siempre que compro un periódico el domingo, me acuerdo de Juan protestando del exceso de cosas que traen.
La historia del muchacho drogadicto está muy bien tratada y considero que si se cierra en falso es que el propio Jan no considera que tenga una solución tan fácil. Vale, el camello termina fulminado, pero el chico no parece que pueda salir por sus propios medios del atolladero en el que se ha metido.

Tomo vigésimo quinto. Tyrannosaurus Sect.
Primera edición: mayo de 1994. No he encontrado la fecha de Jan. El precio, igual. 350 pesetas.
La idea de la manipulación del inocente se hace palpable una vez más. Si en el anterior número veíamos a un adicto a las drogas, en este álbum tenemos una nueva versión del cuento del flautista de Hamelín (os acordaréis que ya lo había tratado con un payasito, aunque luego fue una apariencia que engañaba). Jurassic Park en los Cines y en la Barcelona de Superlópez, los dinosaurios campan a sus anchas. En estas que un Tiranosaurio muy inteligente se las apaña para eliminar a los líderes de las bandas (nada drástico, la verdad) y a crear entorno a sí un culto de fanáticos que le sirvan de compinches en sus actividades poco lícitas y como esclavos, sin ellos saberlo, para su disfrute personal. Chico y Jaime caen en la trampa, vestida de comuna ocupa, y Superlópez se enfrenta al dinosaurio que, como vamos comprobando, no es nada bueno (ni su apetito tampoco). Martha, mientras tanto, trata de meterles un poco de cordura en sus reblandecidos sesos. Una vez más, un personaje femenino es el más fuerte de la serie. En este punto, echaba de menos un poco más de presencia de Luisa.

Tomo vigésimo sexto. Los gemelos Superlópez.
Primera edición: mayo de 1995. Sigo sin encontrar la fecha de Jan. Subió a 395 pesetas (dos euros con treinta y ocho céntimos).
Bueno, este es un álbum de Superlópez sin Superlópez. Me cuesta ser imparcial con él. Sé que para Jan, que es un enamorado del trabajo bien hecho, en especial si está dedicado a los niños, este álbum debió ser algo muy especial y que repitió un año después, pero para mí es una curiosidad sin más. En mi opinión, este par de personajes y su abuela me recuerdan a Pulgarcito y el Ogro. Se nota el mimo con el que trata Jan a esta historia, como si quisiese dejar sentadas las bases para una nueva serie protagonizada por Jolín y Jolina (¡la leche, qué nombres!).
La verdad es que la historia no está nada mal y arranca con placer cuando se pone otra vez en el espacio. Me encanta la broma del corredor del París-Takar (soy muy aficionado a esa carrera, bueno, a la de verdad, y estoy cabreado porque este año no hemos tenido la posibilidad de verlo). La misma manera de presentar materiales divulgativos y didácticos que presenta Pulgarcito, están presentes en este álbum.
En fin, le he visto mucho bueno para este comentario, aunque no estoy muy convencido de él. Qué se le va a hacer.
Una curiosidad. Al final viene un anuncio de un polo de Frigo en el que se mezclan los Peta Zetas con Mortadelo. Sorprende que no tuviera éxito el invento, aunque parezca de Bacterio.

Tomo vigésimo séptimo. La acera del tiempo.
Primera edición: septiembre de 1995. Jan lo terminó en abril del mismo año. Sigue costando 395 pesetas.
Parece que Jan se quedó con ganas, tras el álbum anterior, de hacer viajes en el tiempo. Esta vez Superlópez da con una anomalía temporal, creada por el profesor Stupend Kong, que le lleva aun futuro apocalíptico (otro más) en el que el malo es algo así como un camello del futuro (Jan en su lucha contra las drogas) y que tiene guiños a la película Freaks (y si no os lo parece, mirad a la gallina con cabeza de mujer). Genial el difuminado del color de la viñeta para que Superlópez pasase de una época a otra. Sólo sale Jaime como secundario y el grupo de malotes es la banda de Al Trapone. Lo cachondo: el personaje de Lolaspaña. Aún así, no es uno de los mejores números de la serie.

Tomo vigésimo octavo. El Infierno
Primera edición: mayo de 1996. Jan sólo señala que la producción es de ese mismo año. Nos mantenemos en las 395 pesetas.
Con este álbum volvemos a las aventuras épicas, en un guiño a la Divina comedia, pero con el Diablo Cojuelo de Vélez. Delirante y genial la versión del Infierno que nos presenta Jan. Bebiendo de diversas fuentes, entre las que creo que podemos encontrar el Jardín de las Delicias y la mitología griega. El Jefe se ha metido en un lío monumental, ha firmado un contrato, con el diablo de por medio, y Superlópez le echa una mano para recuperarlo. De ahí a las puertas del Averno. Si conocéis la Divina Comedia, os sorprenderá lo bien retratados que están los círculos del infierno. Creo que no se deja casi nada sin aparecer en el álbum. De risa el hacer de Epicuro un punky en el infierno de los herejes y poner en la misma caldera a los dictadores de la Europa del Siglo XX. Aunque sólo fuese para ver la caricatura que Jan hace de ellos, valdría la pena, pero su intervención es hilarante. Además, los camellos pertenecerían a los hipócritas del infierno. Al final todo parece un sueño... ¿o no?
La pena, que la portada y el título pudieron haber ahuyentado a los padres que compran a Superlópez a sus hijos, porque no hay duda de que parece una historia dura para menores. No hay quién le entienda a Jan. Tan pronto se inventa a unos gemelitos para niños como te hace un álbum para ¿adultos? donde los haya. Aún así, este es uno de los álbumes imprescindibles de la serie.

Tomo vigésimo noveno. Los Gemelos Superlópez: vamos a ver elefantes…
Primera edición: octubre de 1996. Jan lo terminó en julio. Mismo precio.
Otro álbum de Superlópez sin él. Pienso que no quisieron en Ediciones B abrir una nueva serie en la colección Olé! porque es probable que estar en la serie de Superlópez permitiera asegurar ventas. No importa.
Este segundo álbum de los gemelos me gustó más que el primero. Me recuerda más a Superlópez que a Pulgarcito y le da cierta gracia este tono menos infantil a los personajes, metiéndoles de lleno en la aventura desde el principio. Y la aventura es variada a más no poder. La ecología, que no falte. Primero en el polo contra la caza de focas, luego en contra de la caza de ballenas. Le sigue la lucha contra la caza de tigres, contra la caza de águilas, de leones, de rinocerontes, de osos y por último, contra el abandono de animales domésticos. Toda una lección de amor a los animales que los niños podrán hacer suya y practicarla cuando sean mayores. Aún cuando sea una historia tan episódica, se hace amena y fácil de seguir. Además, el estilo del dibujo de Jan ya está muy asentado en el formato agrandado y el detalle no se pierde en favor de los primeros planos.

Tomo trigésimo. Los cibernautas.
Primera edición: mayo de 1997. Jan estaba despistado. Dice haberlo terminado en marzo ¡de 1967! ¡Caray qué despiste, maestro! Mismo precio.
En la Polinesia está Refuller construyendo un superordenador. Y cuando digo Súper, es Súper, ya que la placa base serviría como campo de fútbol. La mala malísima es mi favorita, Ella la Araña. (Por cierto, Tiburón el perro de Araña, me recuerda a un Milú con mala leche). Me encanta el detalle de los circuitillos para cortar las escenas, al estilo de los fundidos de Star Wars. Jaime, Martha y Chico son los secundarios que ayudan a Superlópez. ¡Ah! ¿Cómo no? El genio descarriado es nuestro querido Escariano Avieso. Los virus informáticos salen del ordenador (¡cómo mola!) y el ciberespacio es como debe ser: al estilo Tron. Gran aventura y un acierto por parte de Jan al incorporar la actualidad (hay una viñeta con Sadam Hussein) a las aventuras de Superlópez.

4 comments:

Kaximpo said...

Al principio el tamaño grande me pareció menos manejable pero a la larga, lo prefiero. Se lee mejor y el dibujo luce más. Lo del relieve sí lo veo ya una chorradilla. Una vez sacaron el formato grande, fueron reeditando los anteriores al mismo tamaño.

No había caído en lo de que el perrito de Lady Araña (¡Ella la Araña era la del Señor de los Chup... de los Anillos! XD ) pudiera ser un Milú malhumorado. Interesante apreciación.

Anonymous said...

>>>La pena, que la portada y el título pudieron haber ahuyentado a los padres que compran a Superlópez a sus hijos>>>

¡Tú tranquilo! Ten en cuenta que es el tebeo más inencontrable, el que más fácilmente se ha vendido.

Valentín VN said...

Saludos a los dos.
¡La leche! Lo de Ella la Araña ha sido un lapsus friki total. Cuando veía al personaje me venía el nombre y lo puse sin más.
No se si te has fijado, pero Jan no pone los nombres de los personajes ni para atrás. No es como J.K. Rowlling, que pone el nombre de Harry en todas las páginas.
En los cómics ves Araña, Araña y nada más. Así que cuando he visto lo de Lady Araña se me ha despertado la memoria y me he dado cuenta del error.
Por cierto, ¿cómo se llama el Jefe? No he encontrado ninguna pista por ningún lado.
A Zárate. ¡Bienvenido!
La verdad es que como siempre compro los cómics de Superlópez en cuanto los veo y por eso no sé si son fáciles o no de encontrar después. No me resulta raro que este número tan especial sea uno de los inencontrables, porque es de los más logrados de la serie.
Aún así, la portada es casi tan fea como la de la Acera del Tiempo.
Ahora, con el rollo que se traen con lo de publicar primero en tapa dura y luego en blanda, me tengo que esperar para leerlos. Por eso aún no me he podido hacer con el cincuenta y uno.
¡Hasta la próxima!

Kaximpo said...

Es un error divertido. :D

No recuerdo que en ningún sitio aparezca el nombre del Jefe de López. Podríamos imaginar que es "Sr.Llauna" pero me temo que el nombre de la productora Llauna Films no tiene nada que ver. :P

Aparte de lo difícil que sea encontrar "El Infierno" por su calidad hay otro motivo y es que todos los anteriores, hasta el 27 inclusive, tuvieron una 2ª edición. O sea, que encima, existen menos ejemplares que de otros títulos anteriores de la colección.

En cuanto al Templo Perdido, sale el 18 de Junio en Fans. Ya queda menos...

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