Un libro necesario. Eso es lo que es María y yo. Para muchos, Gallardo es el autor de Makoki. Para mí lo era. Cuando descubrí que estaba embarcado en este libro y que la razón de que lo hiciese fue su hija María, supe que había que hacerse con él y leerlo.
Así que caminamos de la mano de Miguel y María en sus vacaciones canarias. María tiene autismo y gracias a su padre descubrimos el significado cierto de la expresión “Soy única, como todo el mundo”. Un hallazgo casual, un mensaje de una camiseta que se vuelve paradigmático del mensaje del libro.
Tras unas páginas para enseñarnos cómo es el viaje en avión y cómo son los habitantes germanos del Dorado Beach, nos presenta a María. Tiene doce años y una vitalidad desbordante. Más aún de la que cabe en niños de su edad, ya que doy clase a chavales de esos mismos años y, la verdad no se mueven tanto como nos cuenta Miguel Gallardo.
El autor nos cuenta cosas normales, cotidianas, que todos podemos vivir, pero una vez nos ha dejado a María como a un personaje familiar, dos páginas nos revelan todo lo significativo de su personalidad: las páginas de “Tiempos muertos” y “un muro rodea a María”. En la primera podemos ver como es el comportamiento de una persona que padece autismo. Cómo es importantísimo el orden, la concreción y la rutina. En la segunda, posiblemente lo peor. La dificultad de entrar o salir de ella. Pero como es un libro de rebosa pensamientos positivos, Miguel Gallardo te dice que si te acercas, María te apreciará y te regalará una de las mejores sonrisas del universo.
Acabada la historia del veraneo, Gallardo nos acerca a las muchas aportaciones que él ha hecho como dibujante para el desarrollo y la educación de María. El ejercicio de cómo ir al baño me ha parecido paradigmático. Cosas que no pensamos, como desabrocharnos el pantalón, para la persona autista son necesarias tener en un esquema claro y fácil de aprender una y otra vez.
Me hubiera encantado profundizar en esta entrada en cada uno de los aspectos que página a página se encuentran en este libro, pero pienso que es mejor que lo leáis cuanto antes.
Como profesor de secundaria he tenido la oportunidad de dar clase a niños con todo tipo de dificultades de aprendizaje. Hace ya varios años tuve a un chaval con el síndrome de Asperger. Ningún profesor está preparado para llevar a estos alumnos, así que nos preparamos en el momento, con reuniones, ayuda externa de todo aquel que quiera asesorarnos (padres, especialistas y otros profesores con experiencia previa en el caso).
Luego, tras muchas reuniones y una estrategia común por parte de los profesores que le íbamos a dar clase durante el curso, contamos con la ayuda de los chicos y chicas de su grupo. Sin problemas. Uno de los tópicos más tontos es decir que los niños son crueles. Pueden ser inconscientes y actuar mal en algún caso, pero entienden la importancia de ser respetuosos con los demás. Esta nueva generación ha convivido con más parámetros sociales que las anteriores, diferentes culturas, orígenes, razas y también discapacidades. Puede que las miradas de las que se queja Gallardo serán en un futuro cosa olvidada.
Y lo que más recuerdo de mi alumno fue lo fácil que fue tratarle, lo mucho que aprendió y la facilidad que tuvo para ser buen amigo de muchos niños. El peso de la responsabilidad dio paso a una situación normal, con un niño con dificultades, pero nada más. Y al final aprobó sin problemas (otros me vieron en septiembre, pero esos por vaguetes).
En fin, no me alargo más. Tengo muy claro que cuando empiece el curso, voy a solicitar para la biblioteca del centro algún ejemplar de María y yo. Será útil por si volvemos a tener alumnos con estas necesidades educativas y para que los chavales que se animen a leer el libro (a alguno le animaré yo, haré campaña) puedan conocer de primera mano a María y a tantos chicos que como María son únicos de esa manera tan especial.
Una última cosa. Me ha encantado saber que los de la península, cuando no caemos bien en las Islas Canarias somos “Godos”. Será un término peyorativo, pero suena que te mueres de bien.
Enlaces para completar la entrada:
El Blog de Gallardo: María y yo.
El Blog de Gallardo: Gallardo Blog.
El libro en Aulautista.
La página de la Confederación Autismo España.
La federación Asperger España.
Artículo en la Wikipedia sobre el autismo.
Artículo en la Wikipedia sobre el síndrome de Asperger
Así que caminamos de la mano de Miguel y María en sus vacaciones canarias. María tiene autismo y gracias a su padre descubrimos el significado cierto de la expresión “Soy única, como todo el mundo”. Un hallazgo casual, un mensaje de una camiseta que se vuelve paradigmático del mensaje del libro.
Tras unas páginas para enseñarnos cómo es el viaje en avión y cómo son los habitantes germanos del Dorado Beach, nos presenta a María. Tiene doce años y una vitalidad desbordante. Más aún de la que cabe en niños de su edad, ya que doy clase a chavales de esos mismos años y, la verdad no se mueven tanto como nos cuenta Miguel Gallardo.
El autor nos cuenta cosas normales, cotidianas, que todos podemos vivir, pero una vez nos ha dejado a María como a un personaje familiar, dos páginas nos revelan todo lo significativo de su personalidad: las páginas de “Tiempos muertos” y “un muro rodea a María”. En la primera podemos ver como es el comportamiento de una persona que padece autismo. Cómo es importantísimo el orden, la concreción y la rutina. En la segunda, posiblemente lo peor. La dificultad de entrar o salir de ella. Pero como es un libro de rebosa pensamientos positivos, Miguel Gallardo te dice que si te acercas, María te apreciará y te regalará una de las mejores sonrisas del universo.
Acabada la historia del veraneo, Gallardo nos acerca a las muchas aportaciones que él ha hecho como dibujante para el desarrollo y la educación de María. El ejercicio de cómo ir al baño me ha parecido paradigmático. Cosas que no pensamos, como desabrocharnos el pantalón, para la persona autista son necesarias tener en un esquema claro y fácil de aprender una y otra vez.
Me hubiera encantado profundizar en esta entrada en cada uno de los aspectos que página a página se encuentran en este libro, pero pienso que es mejor que lo leáis cuanto antes.
Como profesor de secundaria he tenido la oportunidad de dar clase a niños con todo tipo de dificultades de aprendizaje. Hace ya varios años tuve a un chaval con el síndrome de Asperger. Ningún profesor está preparado para llevar a estos alumnos, así que nos preparamos en el momento, con reuniones, ayuda externa de todo aquel que quiera asesorarnos (padres, especialistas y otros profesores con experiencia previa en el caso).
Luego, tras muchas reuniones y una estrategia común por parte de los profesores que le íbamos a dar clase durante el curso, contamos con la ayuda de los chicos y chicas de su grupo. Sin problemas. Uno de los tópicos más tontos es decir que los niños son crueles. Pueden ser inconscientes y actuar mal en algún caso, pero entienden la importancia de ser respetuosos con los demás. Esta nueva generación ha convivido con más parámetros sociales que las anteriores, diferentes culturas, orígenes, razas y también discapacidades. Puede que las miradas de las que se queja Gallardo serán en un futuro cosa olvidada.
Y lo que más recuerdo de mi alumno fue lo fácil que fue tratarle, lo mucho que aprendió y la facilidad que tuvo para ser buen amigo de muchos niños. El peso de la responsabilidad dio paso a una situación normal, con un niño con dificultades, pero nada más. Y al final aprobó sin problemas (otros me vieron en septiembre, pero esos por vaguetes).
En fin, no me alargo más. Tengo muy claro que cuando empiece el curso, voy a solicitar para la biblioteca del centro algún ejemplar de María y yo. Será útil por si volvemos a tener alumnos con estas necesidades educativas y para que los chavales que se animen a leer el libro (a alguno le animaré yo, haré campaña) puedan conocer de primera mano a María y a tantos chicos que como María son únicos de esa manera tan especial.
Una última cosa. Me ha encantado saber que los de la península, cuando no caemos bien en las Islas Canarias somos “Godos”. Será un término peyorativo, pero suena que te mueres de bien.
Enlaces para completar la entrada:
El Blog de Gallardo: María y yo.
El Blog de Gallardo: Gallardo Blog.
El libro en Aulautista.
La página de la Confederación Autismo España.
La federación Asperger España.
Artículo en la Wikipedia sobre el autismo.
Artículo en la Wikipedia sobre el síndrome de Asperger
3 comments:
Como maesro de primaria también me he encontrado "de todo". Con el tiempo, te curtes, aprendes con cada nueva experiencia. Asumes los retos que se te van presentando. Este mismo año a mitad de curso recibí a un niño ciego. Tuve que reunirme con los distintos especialistas y con la familia para saber qué hacer con él y teniendo en cuenta que me debo también a los 24 alumnos restantes que llevan un ritmo bien distinto(además de impartir música a todos los cursos del centro de 2 líneas).
Ponemos toda la buena voluntad del mundo pero nos frustramos cuando observamos que el niño debería estar atendido en otras condiciones más adecuadas para él.
Me has llamado la atención con este libro, otro qeu añadir a la cesta de la compra.
¡Ah! Y lo de godos yo lo sabía porque en uno de los colegios donde trabajé había un maestro que había estado varios años en Canarias. Curioso lo de godo. A mí me hace gracia. Quizá un apelativo inventado en la península para los insulares sería tildado de racista, pero repito, a mí no me molesta lo de godo, muy al contrario, me hace esbozar una sonrisa y acordarme del maestro del que hablé antes, que era un "personaje".
¡Vaya, también eres de música! Un servidor lleva en estas funciones de profesor de música desde hace muchos años.
Al decirme lo del alumno ciego, a mí me viene a la memoria que hace ya unos diez años tuve un alumno sordo. Todo era evaluado por la parte teórica y le traté de enseñar a coordinar el soplido en la flauta con las posiciones y algo hizo para conseguir que todo fuese homogeneo. Sin lugar a dudas, uno de los retos más difíciles que he tenido.
Lo que dices de los godos, lo suscribo. Me parece que para ser un término despectivo, es una autentica chulada, si se me permite la expresión.
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