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Hoy se celebra el treinta aniversario de la Constitución Española (de 1978, claro). No voy a hacer una análisis político ni histórico, ya que hay muchos otros sitios donde se ha tratado con rigor y profundidad. Lo que me gustaría es recordarla desde la nostalgia de aquellos años.
Recuerdo que estando en la guardería, mi madre vino a recogerme porque había un referéndum. Fue el del año 1976. Como podéis comprobar, no había día libre para votar. Era necesario ir a trabajar para que luego te dieran permiso para ir a votar. Creo que con la constitución fue igual, ya que el seis de diciembre de 1978 fue miércoles. Aún así se votó masivamente y se aprobó con un 67%. Una amplia mayoría.
Como niño que era (seis años), no entendía mucho de lo que se estaba fraguando en aquel momento, pero sí de que era importante. La muerte de Franco la recuerdo sólo como una revista que tenían mis padres en casa. Nada más (tenía tres años) y luego pude ver otras revistas que guardaron que se centraban en la historia de la familia real o de los partidos políticos que iba a tener España.
Pero, para mí, esta transición tiene dos imágenes marcadas. La de miles de carteles empapelando la ciudad (y a veces, pavimentando el suelo, que no era raro que desde un coche la gente echase pasquines de todo tipo, ideología u opinión). Había muchos partidos políticos y muchos carteles a favor de la Constitución. La otra es la de los kioscos, tan distintos de los de ahora, en los que los periódicos y las revistas eran un hervidero de experimentos y de publicaciones que casi morían a los pocos números. Recuerdo que una vecina, amiga de mis abuelos, me trajo en una visita a mis padres un tomo de regalo: ni más ni menos que el primero de la obra de Carlos Giménez, “Una grande y libre”. Ni qué decir tiene que el cómic se confiscó hasta nueva orden y no lo pude leer hasta la adolescencia. ¡Qué recuerdo! Se me quedó grabado en la memoria.
Luego recuerdo los libritos que nos mandaban y en los que se podía leer el texto final de la Constitución. Los mandaron para que pudiésemos opinar sobre ella con conocimiento de causa. Eran de color crema o color café con leche (je, je) y tenía la constitución completita. Se leían con curiosidad, pero no creo que mucha gente hiciese un estudio concienzudo del mismo. Eran sensaciones, pienso yo, más que razonamientos, los que moverían a muchos a ver en aquel librito una nueva oportunidad. Junto a los libritos, una serie de campañas (canciones, spots televisivos, carteles) y programas de televisión explicando cada uno de los artículos que incluía la Constitución. No creo que estos programas hoy en día hubieran tenido el éxito que consiguieron entonces. No veo al público típico de la televisión actual, tan propenso a la poca reflexión, atendiendo poco menos que a una clase magistral de política.
Como veis, es más la nostalgia que una visión analítica la que me mueve a rememorar aquellos años. La transición
El texto completo de la constitución, tal y como se publicó en el BOE se encuentra aquí.
Para una búsqueda de artículos más sistemática que ir al texto original, recomiendo esta otra opción.
Por cierto, la imagen procede de la Kalipedia, una enciclopedia escolar impulsada por el Grupo Santillana y es muy buena para buscar contenidos y entradas para los estudiantes, sobretodo de la ESO. Desde aquí la recomiendo.
Recuerdo que estando en la guardería, mi madre vino a recogerme porque había un referéndum. Fue el del año 1976. Como podéis comprobar, no había día libre para votar. Era necesario ir a trabajar para que luego te dieran permiso para ir a votar. Creo que con la constitución fue igual, ya que el seis de diciembre de 1978 fue miércoles. Aún así se votó masivamente y se aprobó con un 67%. Una amplia mayoría.
Como niño que era (seis años), no entendía mucho de lo que se estaba fraguando en aquel momento, pero sí de que era importante. La muerte de Franco la recuerdo sólo como una revista que tenían mis padres en casa. Nada más (tenía tres años) y luego pude ver otras revistas que guardaron que se centraban en la historia de la familia real o de los partidos políticos que iba a tener España.
Pero, para mí, esta transición tiene dos imágenes marcadas. La de miles de carteles empapelando la ciudad (y a veces, pavimentando el suelo, que no era raro que desde un coche la gente echase pasquines de todo tipo, ideología u opinión). Había muchos partidos políticos y muchos carteles a favor de la Constitución. La otra es la de los kioscos, tan distintos de los de ahora, en los que los periódicos y las revistas eran un hervidero de experimentos y de publicaciones que casi morían a los pocos números. Recuerdo que una vecina, amiga de mis abuelos, me trajo en una visita a mis padres un tomo de regalo: ni más ni menos que el primero de la obra de Carlos Giménez, “Una grande y libre”. Ni qué decir tiene que el cómic se confiscó hasta nueva orden y no lo pude leer hasta la adolescencia. ¡Qué recuerdo! Se me quedó grabado en la memoria.
Luego recuerdo los libritos que nos mandaban y en los que se podía leer el texto final de la Constitución. Los mandaron para que pudiésemos opinar sobre ella con conocimiento de causa. Eran de color crema o color café con leche (je, je) y tenía la constitución completita. Se leían con curiosidad, pero no creo que mucha gente hiciese un estudio concienzudo del mismo. Eran sensaciones, pienso yo, más que razonamientos, los que moverían a muchos a ver en aquel librito una nueva oportunidad. Junto a los libritos, una serie de campañas (canciones, spots televisivos, carteles) y programas de televisión explicando cada uno de los artículos que incluía la Constitución. No creo que estos programas hoy en día hubieran tenido el éxito que consiguieron entonces. No veo al público típico de la televisión actual, tan propenso a la poca reflexión, atendiendo poco menos que a una clase magistral de política.
Como veis, es más la nostalgia que una visión analítica la que me mueve a rememorar aquellos años. La transición
El texto completo de la constitución, tal y como se publicó en el BOE se encuentra aquí.
Para una búsqueda de artículos más sistemática que ir al texto original, recomiendo esta otra opción.
Por cierto, la imagen procede de la Kalipedia, una enciclopedia escolar impulsada por el Grupo Santillana y es muy buena para buscar contenidos y entradas para los estudiantes, sobretodo de la ESO. Desde aquí la recomiendo.
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