La editorial francesa Mosquito publicó en 2002 la única edición completa de la obra de Dino Battaglia basada en los libros de Rabelais que cuentan las aventuras y desventuras de Gargantúa y Pantagruel.
Para aquellos que no conozcáis la historia de Gargantúa y Pantagruel, os diré que son dos gigantes, el primero padre del segundo, que vivieron sus peripecias en una Europa ficticia que refleja la sin razón de muchos aspectos del siglo XVI. Los cinco volúmenes con que cuenta la colección de estos dos gigantes se publicó a lo largo de veinte años (1532 a 1552) y contó con mucha aprobación por parte de sus lectores, pero también atrajo la censura de las autoridades eclesiásticas.
Curiosamente, un semanario católico encargó a un Battaglia en pleno esplendor la enorme tarea de adaptar una serie de obras clásicas de la literatura universal, entre las que se encontraban las novelas de Rabelais. Estaríamos en 1968.
Dino Battaglia asumió la tarea y consiguió terminarla antes de su fallecimiento en 1983 con sólo sesenta años. Esta obra fue recopilada por algunas editoriales italianas, pero sin incluir todos los materiales inéditos. Por esa razón, su viuda, Laura Battaglia, que además era la colorista de la obra de su marido, dirigió la edición definitiva de la obra de Dino Battaglia, pero en francés. Así que lo que aquí comento es el volumen excepcional que publicó la editorial Mosquito.
Dice Denis Baril en el prólogo del volumen que el dibujo de Battaglia se ajusta a la perfección al estilo literario de Rabelais. Destaca la vuelta de una obra francesa que se llevó al público italiano para luego volver de nuevo al lector francófono.
Rabelais escribió su obra sin complejos, olvidándose de las consecuencias que pudiera tener la crítica social y la sátira de la sociedad de su época, que se estaba sacudiendo los restos del feudalismo y se adentraba de lleno en el Renacimiento. Posiblemente contó con el problema eclesiástico y por eso muestra a un grupo de frailes como héroes en un momento del primer libro y que Battaglia plasma en formato cómic (o fumetto, como se dice en italiano) de manera magistral. Creo que es la mejor plancha del volumen.
Parece que Rabelais no sólo era un gran escritor, sino un revolucionario pensador y un viajero por lo fantástico. Recuerda, no cabe duda, a Jonathan Swift con su genial libro de Viajes de Gulliver. Pero no llega a la mordaz crítica de la humanidad, que dio al autor irlandés la fama de misántropo.
El autor francés logra con un juego irónico, pero con un Gargantúa encantador (no así Pantagruel), lo que hace más cercano al lector estos personajes inverosímiles. Rabelais tiene los pies en la tierra y escribe por y para los hombres y mujeres de su época.
No olvidemos que en aquella época de descubrimientos (cuatro décadas antes había viajado Colón a costas Americanas), cualquier viaje lejano era la posible antesala del descubrimiento de algún lugar maravilloso, aunque fuese un país habitado por embutidos y derivados cárnicos, donde un jamón es el rey. O países donde los animales domésticos (en este caso gatos) puedan hacer de los hombres de un barco, mascotas para los cachorros.
Hay descubrimientos geniales, como un sitio tan frío que los sonidos más estruendosos se congelan, quedando registrados para la posteridad. Dicen que fue un visionario de los modernos métodos de grabación del sonido. Creo que no fue su intención, pero nunca se sabe.
Para adaptar esta maravilla de la literatura universal, Battaglia parte en 1979 el periplo de dibujar para Il Giornalino tras haber plasmado las adaptaciones al fumetto de las obras de Hoffman, Lovecraft, Maupassant, Melvilla o Poe. Resultaba una tarea pantagruélica (el castellano incorporó esta palabra hace muchos siglos y se considera que esta obra es la primera en la que apareció una expresión en Euskera).
El lenguaje del cómic, como señalan Jans y Douvry en la segunda introducción al volumen, no se presta al tono pausado de una obra tan larga, por lo que el dinamismo de la pluma de Battaglia hace maravillas para convertir estos cinco volúmenes en ciento quince páginas de historieta.
El ritmo, sobretodo hacia el final del segundo volumen (el de Pantagruel), se hace tan vertiginoso, que algunas aventuras sólo son mencionadas con un par de viñetas, pero lo suficiente para que queden reflejadas y se sepa qué ocurrió.
Hubo que esperar a 1993, una década después del fallecimiento del maestro italiano para que una editorial, Milano Libri, sacase una versión casi completa de esta obra. Aún así, otra década fue necesaria para tener la versión completa, con traducción al francés sin necesidad de seguir el canon de la obra original en el mismo idioma. Los traductores optaron por adaptar libremente el texto italiano.
Espero que las ilustraciones que acompañan esta entrada sean suficientemente atractivas para dar a conocer esta obra y la delicia que supone su lectura.
Para todo aquel que quiera profundizar más, le recomiendo los siguientes enlaces:
Los cinco libros de Gargantua y Pantagruel, pero sólo en inglés. No hay edición original francesa, aunque cuenta con los grabados originales de Doré.
Dino Battaglia en la Wikipedia: en italiano y en castellano.
Ficha de Dino Battaglia.
La obra de Rabelais en francés y en castellano.
Para aquellos que no conozcáis la historia de Gargantúa y Pantagruel, os diré que son dos gigantes, el primero padre del segundo, que vivieron sus peripecias en una Europa ficticia que refleja la sin razón de muchos aspectos del siglo XVI. Los cinco volúmenes con que cuenta la colección de estos dos gigantes se publicó a lo largo de veinte años (1532 a 1552) y contó con mucha aprobación por parte de sus lectores, pero también atrajo la censura de las autoridades eclesiásticas.
Curiosamente, un semanario católico encargó a un Battaglia en pleno esplendor la enorme tarea de adaptar una serie de obras clásicas de la literatura universal, entre las que se encontraban las novelas de Rabelais. Estaríamos en 1968.
Dino Battaglia asumió la tarea y consiguió terminarla antes de su fallecimiento en 1983 con sólo sesenta años. Esta obra fue recopilada por algunas editoriales italianas, pero sin incluir todos los materiales inéditos. Por esa razón, su viuda, Laura Battaglia, que además era la colorista de la obra de su marido, dirigió la edición definitiva de la obra de Dino Battaglia, pero en francés. Así que lo que aquí comento es el volumen excepcional que publicó la editorial Mosquito.
Dice Denis Baril en el prólogo del volumen que el dibujo de Battaglia se ajusta a la perfección al estilo literario de Rabelais. Destaca la vuelta de una obra francesa que se llevó al público italiano para luego volver de nuevo al lector francófono.
Rabelais escribió su obra sin complejos, olvidándose de las consecuencias que pudiera tener la crítica social y la sátira de la sociedad de su época, que se estaba sacudiendo los restos del feudalismo y se adentraba de lleno en el Renacimiento. Posiblemente contó con el problema eclesiástico y por eso muestra a un grupo de frailes como héroes en un momento del primer libro y que Battaglia plasma en formato cómic (o fumetto, como se dice en italiano) de manera magistral. Creo que es la mejor plancha del volumen.
Parece que Rabelais no sólo era un gran escritor, sino un revolucionario pensador y un viajero por lo fantástico. Recuerda, no cabe duda, a Jonathan Swift con su genial libro de Viajes de Gulliver. Pero no llega a la mordaz crítica de la humanidad, que dio al autor irlandés la fama de misántropo.
El autor francés logra con un juego irónico, pero con un Gargantúa encantador (no así Pantagruel), lo que hace más cercano al lector estos personajes inverosímiles. Rabelais tiene los pies en la tierra y escribe por y para los hombres y mujeres de su época.
No olvidemos que en aquella época de descubrimientos (cuatro décadas antes había viajado Colón a costas Americanas), cualquier viaje lejano era la posible antesala del descubrimiento de algún lugar maravilloso, aunque fuese un país habitado por embutidos y derivados cárnicos, donde un jamón es el rey. O países donde los animales domésticos (en este caso gatos) puedan hacer de los hombres de un barco, mascotas para los cachorros.
Hay descubrimientos geniales, como un sitio tan frío que los sonidos más estruendosos se congelan, quedando registrados para la posteridad. Dicen que fue un visionario de los modernos métodos de grabación del sonido. Creo que no fue su intención, pero nunca se sabe.
Para adaptar esta maravilla de la literatura universal, Battaglia parte en 1979 el periplo de dibujar para Il Giornalino tras haber plasmado las adaptaciones al fumetto de las obras de Hoffman, Lovecraft, Maupassant, Melvilla o Poe. Resultaba una tarea pantagruélica (el castellano incorporó esta palabra hace muchos siglos y se considera que esta obra es la primera en la que apareció una expresión en Euskera).
El lenguaje del cómic, como señalan Jans y Douvry en la segunda introducción al volumen, no se presta al tono pausado de una obra tan larga, por lo que el dinamismo de la pluma de Battaglia hace maravillas para convertir estos cinco volúmenes en ciento quince páginas de historieta.
El ritmo, sobretodo hacia el final del segundo volumen (el de Pantagruel), se hace tan vertiginoso, que algunas aventuras sólo son mencionadas con un par de viñetas, pero lo suficiente para que queden reflejadas y se sepa qué ocurrió.
Hubo que esperar a 1993, una década después del fallecimiento del maestro italiano para que una editorial, Milano Libri, sacase una versión casi completa de esta obra. Aún así, otra década fue necesaria para tener la versión completa, con traducción al francés sin necesidad de seguir el canon de la obra original en el mismo idioma. Los traductores optaron por adaptar libremente el texto italiano.
Espero que las ilustraciones que acompañan esta entrada sean suficientemente atractivas para dar a conocer esta obra y la delicia que supone su lectura.
Para todo aquel que quiera profundizar más, le recomiendo los siguientes enlaces:
Los cinco libros de Gargantua y Pantagruel, pero sólo en inglés. No hay edición original francesa, aunque cuenta con los grabados originales de Doré.
Dino Battaglia en la Wikipedia: en italiano y en castellano.
Ficha de Dino Battaglia.
La obra de Rabelais en francés y en castellano.
2 comments:
El trazo de este dibujante es fascinante y su uso de las tramas, que brilla más aún en el blanco y negro.
No sabía que hubiera adaptado a Rabelais, pero es el tipo de obra que casa bien con su estilo, como prueban las imágenes que nos propones.
El libro es una autentica preciosidad, como los que habrás visto. No cabe duda que Battaglia era un autor especial.
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