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July 21, 2008

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Topolino 1974-1975

1974
Decimosegunda historia. “Muñecos infernales”.
Primera aparición: Super Mortadelo nº 15. Dos páginas.

¡Que tiemble Chukie! Estos muñecos son más peligrosos que una caja de bombas. Figueras usa el chiste del niño extraterrestre que se ha extraviado y crea el caos en la Tierra hasta que lo encuentran sus padres. En otras versiones, se lleva una buena reprimenda, pero aquí sus padres se conforman con recobrarlo. Se hace ya recurrente el chiste de Topolino y Adolfo. El primero se encuentra con la amenaza y el segundo no acierta a verla. Con esto se va incrementando el mosqueo del agente de la autoridad y se afirma su papel en la serie.
Topolino piensa que el extraterrestre es un muñeco de pinocho, del que tuvimos en España un excelente colección antes de la Guerra Civil, pero a mí me recuerda al Hombre de Hojalata de el Mago de Oz.

Decimotercera historia. “El cangrejo de acero”.
Primera aparición: Super Mortadelo nº 28. Dos páginas.

Vuelve el Doctor Siniestro a la Serie con un malvado Bruto Mecánico con forma de Cangrejo. Es curioso que Figueras opte por presentarlo con capucha, cuando ha creado un icono fácilmente reconocible de su malo más entrañable. En fin. La cosa es crear un submarino para transportar un alijo, al estilo del Submarino que han interceptado en Mexico hace pocos días. Al final, con un simple palo, Topolino destroza las máquinas, que más que útiles, parecen tener el botón de autodestrucción demasiado a mano. Al final hace Figueras un chiste que recuerda mucho a Krazy Kat. Parece mentira que diga que no hay relación entre las series. Algo, sí, Señor Figueras. Por cierto el amigo de Adolfo me recuerda a un personaje que no soy capaz de nombrar de las tiras de periódico americanas. Hay varios que se le parecen. Uno de ellos es el padre de Olivia, la de Popeye y otro es un sureño campestre, siempre armado con su escopeta. No recuerdo si estaba en la serie de Li’l Abner.


Decimocuarta historia. “Cohetes piratas”.
Primera aparición: Super Mortadelo nº 30. Dos páginas.

Los jetpacks no son sólo de Boba Fett, no señor. Los secuaces del Doctor Siniestro (uno se llama Rogelio, no lo olvidemos) roban una valija (una cartera, para ser exacto) a Topolino. Se supone que lleva una fórmula muy importante de Colodión, pero es sólo una bomba fétida para evitar a los que leen el periódico por encima del hombro (cosa que hago con mucha asiduidad, por lo que debo tener cuidado, no dé con un amigo de Colodión). Al final todo se resuelve con dos varas y unos buenos palos. Me encanta la viñeta en la que se caracteriza al Doctor Siniestro con una capucha. Es impresionante ver cómo aprovecha Figueras las posibilidades de mezclar dibujo humorístico y caricaturesco con el realista. Al final, ¿cómo no? Otro periodo en Chirona de Topolino y Colodión.

1975
Decimoquinta historia. “Operación Babel”.
Primera aparición: Super Mortadelo nº 34. Dos páginas.
Otro clásico de la Ciencia Ficción. ¿Qué pasaría si se desatase el Efecto Babel? Pues, según Figueras, nos volveríamos poetas en diversos idiomas. Muy agudo. La campana empleada por el Doctor Siniestro, más que moderna, es un trasto que a modo de cubilete para dados nos hace un cambio en el cerebro tipo telepático. La idea de que metiendo a alguien en un contenedor podemos hacer con él lo que queramos es antigua, desde los monstruos de los cincuenta al tanque médico de Luke Skywalker al contenedor donde se encuentran a Abe Sapiens de la serie de Hellboy. La verdad es que funciona bien, no como el cono del silencio del Superagente 86. El chiste del final es curioso. Si no hacía falta conectar ningún cerebro para que hablasen en otros idiomas, ¿por qué conectan a un pato al final de la cadena? Claro, así hablan todos como patos. Otro clásico.
Decimosexta historia. “Las burbujas plásticas”.
Primera aparición: Super Mortadelo nº 35. Dos páginas.

Como dice Guiral en su prólogo, las burbujas parecen provenir de la serie de Patrick MacGoohan, El Prisionero. Os aseguro que los globitos blancos terminan por dar mal rollo. Salían del mar y si hacías algo contravenido o tratabas de huír, acababan contigo. Si no habéis visto la serie, he de avisaros. Es muy psicodélica. A mí me gustó, pero porque tengo mucho aguante. Está basada en una idea del propio MacGoohan. Un agente se da de baja y sus superiores le mandan a un lugar donde “jubilan” a los agentes díscolos. El objetivo de número dos es descubrir por qué dimitió. El episodio final es de traca. Pocas cosas desbarran más que esta serie. Y es muy bonita, que conste. Es increíble que antes se pudiesen hacer esas series y que se viesen en tantos países, incluso en España. Ahora no creo que la puedan poner ni siquiera como re-run en una cadena especializada en Ciencia Ficción. Hay una versión en DVD que no está mal.Volviendo a la historia de Topolino, la idea del Doctor Siniestro es deshacerse del protagonista metiéndole en un globo y haciéndole salir por la estratosfera. Por fortuna, Colodión está probando un cohete que hace impacto con la burbuja de Topolino. ¡Qué cosas más raras hace Colodión en su tiempo libre! Otros somos más normales; escribimos blogs (je, je).

Decimoséptima historia. “La niebla del olvido”.
Primera aparición: Super Mortadelo nº 38. Dos páginas.
Lo que más me fascina de esta historia son los trajes del Doctor Siniestro y sus secuaces. Esas máscaras son maravillosas. Se nota que el dibujo de Figueras tuvo su punto de inflexión este año, tal y como dice él mismo en la introducción del libro. La idea de las nieblas como elemento de misterio es tradicional desde la literatura fantástica del siglo XIX. Hay nieblas que dan miedo, como la de Stephen King, otras que te transportan a lugares extraños y desconocidos, como las de Ravenloft (Dungeons & Dragons, para los que no seáis roleros) y otras te hacen olvidar. Estas últimas son las que diseña el Doctor Siniestro, protagonista indiscutible de esta historia.
Si Topolino resuelve un caso anterior con unas gafas de sol para evitar la hipnosis, en este caso usa una pinza para tender la ropa colocada certeramente en la nariz. Así no respira la niebla del olvido. Pero, ¿no necesita respirar por la boca? ¡Qué cosas! ¿no?

Decimoctava historia. “Frankenstein 1975”.
Primera aparición: Mortadelo Extra Primavera 1975. Cuatro páginas.
Parece que a Bruguera le gustó Topolino y le debieron de pedir a Figueras historias “largas” de cuatro páginas. Sólo volvería al formato de dos páginas con la aventura “Cinemanía”. Mejor, más Topolino. Y es que Figueras es un maestro de la concisión, creando aventuras épicas en tan poco espacio.
El Doctor Siniestro, esta vez vestido de logia ocultista, ha diseñado un SuperRobot con piezas de automóvil. Topolino sufre las consecuencias de un ataque sónico con los bocinazos del monstruo y tiene que enfrentarse a una alucinación; una cabeza que dice ser la del Doctor Frankenstein.
Un Frankenstein en 1975 es como un Frankenstein en 1940 para los lectores de ahora, pero la idea era hacer un monstruo moderno, igual que con Godzilla 1984. Las fechas se quedan atrasadas siempre y lo que pretendía modernidad se queda desfasado.
Topolino consigue derrotar al monstruo dando un montón se instrucciones de tráfico contradictorias, cosa que sobrecarga el cerebro electrónico del robot.

Decimonovena historia. “La mano que aprieta”.
Primera aparición: Mortadelo Súper Terror. Cuatro páginas.

Esta historia me gusta mucho. El enemigo a batir es simplemente un brazo mecánico, pero la textura con la que le dota Figueras a ese brazo está curradísima. Es un placer ver el trabajo de tintas del maestro.
Por una vez abandonamos la campiña neutra de las anteriores aventuras (tanto de Topolino como de Aspirino y Colodión y de Cine Locuras), para adentrarnos en una ciudad pequeña e idílica, más cercana a las poblaciones de Centro Europa. Figueras comienza la aventura dando total protagonismo a Adolfo, el policía. Primero con sus jefes y compañeros en la comisaría y luego con gente de la calle, principalmente comerciantes, que están aterrados por la Mano que Aprieta.
Adolfo es derrotado por un rayo que lo deja inconsciente y Topolino toma el relevo de la acción, derrotando a la Garra y venciendo al Doctor Siniestro.
Puede que parezca extraño que el enemigo sea una sola garra, pero no está fuera de contexto en 1975. Por un lado, los monstruos marinos que aparecían en todos los lagos del planeta, emulando al de Loch Ness, fueron desenmascarados uno tras otro como ingenios mecánicos montados por comerciantes y hoteleros para conseguir un mayor número de clientes con el reclamo de poder ver al monstruo del lago de turno. Y por otro lado, estaba la maravillosa aventura de Zarpa de Acero, un villano convertido en héroe que tenía una mano mecánica y con poderes sustituyendo a una mano amputada. ¡Cómo me gustaban esas historias!
Esta aventura adolece de cierta falta de humor, incluso Topolino termina como héroe, pero las escenas de acción no tienen desperdicio. Creo que es una obra maestra del genial Figueras.

Vigésima historia. “Temblequeo”.
Primera aparición: Mortadelo Súper Terror 1975. Cuatro páginas.
Parece que tenemos nuevo monstruo, con un diablo terrible, pero es de nuevo el Doctor Siniestro Disfrazado. Le gustan más los trajes y los disfraces que a Mortadelo. Lo gracioso es la meta-historia. Colodión sabe que todo ocurre en un especial de Súper Terror, por lo que se espera cualquier cosa. Un especial de Mortadelo, ¡cómo nos cuidaban a los niños entonces!
La maldad del Doctor Siniestro se completa con un máquina para producir terremotos, y todos sabemos que el terremoto provoca una de las fobias más acusadas que existen. Muy bien pensado, aunque no sea una de las mejores historias de Topolino.

Vigésimo primera historia. “Niebla Mortal”.
Primera aparición: Mortadelo Gigante Vacaciones 1975. Cuatro páginas.
¡Qué placer me produce volver a leer esta historia! Como dije en una entrada anterior, mi primera vez de Topolino y mi primera vez de Superlópez coincidieron en el número Gigante de Vacaciones, con un Tsunami enorme en el portada y un volumen de más de cien páginas encuadernado sin grapa. Una joya de la literatura comiquil. Y además, estaba en la playa. ¡Qué suerte!
La historia es buena, aunque es probable que no pueda verla con perspectiva. Por eso me limitaré al comentario.
Topolino pasea por la playa, maravillosamente dibujada y descubre por azar un conducto. Los sicarios del Doctor Siniestro le arrojan una piedra tamaño Seiscientos, por lo que ya estamos todos bajo la sospecha de que algo se cuece en aquellos lares. Topolino se tira al mar y da con nuevas tuberías. Los malos van vestidos de hombres rana, traje que me parece chulísimo y que Figueras dibuja con detalle.
Siguiendo la pista, Topolino se da de bruces con un Cangrejo gigante, digno rival de King Kong, como él mismo dice y lo esquiva de milagro. Descubrimos que el plan del Doctor Siniestro es hacer una niebla tan densa que haga naufragar a los barcos que viajan cerca de la costa, suponemos para hacerse luego con el cargamento. Mientras el Doctor Siniestro se regodea de su invento, que está a punto de hundir a un barco, Topolino huye del Cangrejo mecánico, metiéndose por entre las tuberías y las chimeneas y destruyendo todo a su paso. Una vez más el crear demasiados monstruos y máquinas puede llevar a un villano a la derrota por su propia mano. En fin.

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