Décimo volumen de esta colección de Bruguera que posiblemente quedó mermada tras la vibrante y completísima colección de Clásicos de RBA. Aún así, los de Ediciones B tienen todo el derecho, el deber y el placer de ofrecernos este álbum conmemorativo de dos cosas muy distintas que, por casualidad, coincidieron en el mismo año.
Por un lado los cien años de la editorial Bruguera. Aunque este año ha sido el último de la larga historia, el año en el que se ha finiquitado la cabecera y va a ser incorporada a la editorial que posee la cabecera o como se llame en este caso. Sin lugar a dudas los tiempos han podido con algo arraigado en nuestra nostalgia, en nuestra educación sentimental.
Por otro, Peñarroya hubiera cumplido este año la centena. Y es realmente eso lo que celebramos. El propio Giral, editor de esta colección y, claro, de este volumen, nos presenta a un Peñarroya cercano, trabajador, que no comprendió por qué no podía quedarse en su mesa de trabajo en la editorial cuando esta necesitó ampliar el sitio para despachos. Cualquier otro trabajador hubiera visto una liberación en todo esto, pero no Peñarroya. A él parecía importarle la sociedad que narraba en sus historias. Desde la realidad al desnudo de Don Pío (personaje que he redescubierto en este libro y que me ha resultado fantástico), la ingenuidad del que se sabe ingenuo (Gordito Relleno), la bestialidad del intolerante que siempre recibe más palos de los que da al encontrarse con la horma de su zapato en forma de bofetada de la realidad plural (Don Berrinche), las aficiones vividas a tope (Pepe el "hincha") y mi favorito hasta haber disfrutado tanto de Don Pío, que es el magnífico y filántropo Pitagorín.
El album tiene muchas cosas para los que nos gustan los cómics. No sólo buenas historietas, sino ver la evolución del artista. Por desgracia hay poquísimos ejemplos de Peñarroya en los años cuarenta y salta con rapidez a su estilo más depurado.
Incluso en su estilo refinado me sorprende encontrar tantos matices. Don Pío llega a la perfección de estilo. Gordito Relleno fue dibujado con un esquematismo fantástico, pero basta con pasar unas hojas desde Don Pío a Gordito Relleno (las dos series estrella de Peñarroya) para darse cuenta de cómo un mismo autor cuida al máximo el detalle para que el lector, sin darse cuenta, note la diferencia entre las series y no las confunda. Un alarde de genialidad.
Pitagorín, por otro lado, presenta a unos personajes rígidos, casi como recortados. Y está fantástico. Ese acartonamiento mezclado con la fantasía desbordante es una combinación apoteósica que da como resultado una serie que aún pareciendo anticuada en su planteamiento no ha envejecido nada. Me alegro.
En todas las entradas de Super Humor clásicos he usado alguna página como ejemplo de lo que contiene el álbum. He decidido poner esta historieta tan paradigmática de la época Ye-Yé. Hay varias historias con rockeros de los sesenta. Uno casi igual, un tal Margarito (toma nombre) es el cantante y sale en Don Pío.
Ganó esta historieta, pero una en la que Don Pío tiene dificultades para hacer dormir a su sobrinito Luisito (no entiendo por qué no era el hijo del matrimonio) casi es la que gana. En fin, mucho que leer y estudiar en este álbum.
Por cierto, como siempre, pido desde aquí, MÁS.
4 comments:
Fantastico album.Se le pueden extraer multiples lecturas a estas historietas que son un reflejo de su tiempo. Lo malo es que segun han confirmado desde la propia editorial, es el ultimo de la coleccion.
Malas noticias si de verdad se acaba la serie, con todo lo que hay que desenterrar de la Editorial Bruguera.
Bueno, menos mal que nos queda la coleccion Maestros del comic que en septiembre editara a Urraca, y ademas otro libro de Guiral sobre Bruguera. He obtenido toda esta informacion aqui:
http://www.elforo.de/latiacomforo/viewtopic.php?t=3421&start=135&sid=473049e73c5969b45e7de9382a524cb8
Saludos.
El fantástico foro de la T.I.A. tenía que saberlo, corsario. Muchas gracias. No es mala la colección de Maestros del Cómic, pero es como sacarte de una colección que ya se estaba haciendo. Además sólo en blanco y negro. En fin, esperemos que con ese otro camino las cosas se mantengan.
ES una cosa de política editorial, me parece a mí.
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