Lo prometido es deuda. He optado empezar por esta novela, que no es de las que Santyago me recomendó, porque es quizá una de las que mejor se adapta al espíritu de las novelas de la Nueva Generación por tener los principios básicos de ser muy cercana a las originales (algo logradísimo) y por estar inscrita dentro de la saga como una posible novela más entre el canon oficial. Las demás novelas de este autor se podrán ver por aquí pronto.
La aventura arranca justo después de División Equis, entre el quinto y el sexto volumen de la Saga, según Silente. Como cabía esperar, las cosas no van muy bien para los humanos que han llegado a Redención (aún no son redentores puros, sino exiliados). La victoria sobre los hombres de cristal (de silicio) ha sido puntual. La destrucción de su sol interior no les ha masacrado y los habitantes nativos de redención están colaborando poco, creando problemas. El caso es que añoran a Josafat, que había sido más malo que la tiña con ellos, pero que les daba de comer y la vida era más fácil, cosa que ahora incluso estaba justita, justita.
No quiero decir mucho para no desvelar demasiados misterios, pero todo gira entorno a un grupo de aguerridos valientes que no sólo van a evitar el sabotaje de los proyectiles que se están cargando el sol de helio del interior de Redención, sino que van a tratar de evitar una barbaridad de los Hombres de Silicio. No doy más datos para no estropear la sorpresa, pero diré que tiene que ver con Bombas Doble V (los que hayáis leído la Saga o las reseñas de Tonnerre de Brest, sabréis de qué se trata lo que pretenden los Hombres de Silicio). Los apellidos elegidos para los protagonistas están entre las familias menores (hay incluso un Balmer), cosa que permite un desarrollo de personajes más acorde con gustos actuales, menos heroicos y más humanistas. Aún así, hay un terrible sacrificio al final por parte de uno de ellos, al más puro estilo de la Saga.
Hasta aquí lo más convencional. Pasemos ahora a las aportaciones de esta obra. En esta novela, Santyago Moro va muchos pasos más allá que Enguídanos en las novelas originales. Se nota que comprende muy bien la Saga. Le da un toque exacto al que le daba Enguídanos, incluso retro en algunos momentos, con unos buenísimos diálogos que no tienen nada que envidiar a los del maestro alicantino. De nuevo, un autor de la Nueva Generación, como vimos en el caso de la novela de Ramón San Miguel, opta por un comando que va a decidir el destino de los humanos. Todo ello, sin poder cambiar demasiado al estar escrito ya el canon de la Saga por su autor original. Pero gracias a estas novelas, se puede expandir la historia y permite que otros muchos escritores puedan seguir con las aventuras y desventuras de los Aznar.
Santyago Moro no se queda en la mera aventura. La evidente reflexión de que lo que hacen los humanos con los hombres de cristal es un puro exterminio no se le escapa. Y la cosa no queda impune. Se hace como opción defensiva contra una raza que resulta incompatible con la vida humana, pero conscientes de ello. Los hombres de silicio saben que van a morir y lo van a hacer matando.
La salvajada de destruir un ecosistema para salvar otro gira una y otra vez en los diálogos de los personajes protagonistas, llegando incluso al enfrentamiento dialéctico directo, para deleite del lector. Me ha gustado mucho la visión de unos hombres de silicio moribundos, escogiendo fríamente entre los suyos aquellos que más se acercaban a la manera de pensar humana, dándoles los mejores nutrientes, para que diseñasen la más tremenda de las venganzas. Impresionante.
La novela se lee de corrido, como se hacía con las originales (aún siendo del doble de extensión que las de la Editorial Valenciana) y todo gracias al buen hacer de Satyago Moro. Como se dice en la chaquetilla de la contraportada, Santyago Moro es un autor revelación y con proyección (eso lo añado yo). Su producción se está expandiendo a una velocidad vertiginosa, cercana al oficio de los autores que nos deleitaron desde los años cincuenta hasta los ochenta con novelas de a duro cada semana. ¡Cómo hubieran sido las cosas si Bruguera o la Editorial Valenciana aún existiesen y publicasen ese tipo de novelas! Igual tenemos al próximo Torres Quesada. ¿Cómo serían las novelitas de cien páginas de Sammy More?
La aventura arranca justo después de División Equis, entre el quinto y el sexto volumen de la Saga, según Silente. Como cabía esperar, las cosas no van muy bien para los humanos que han llegado a Redención (aún no son redentores puros, sino exiliados). La victoria sobre los hombres de cristal (de silicio) ha sido puntual. La destrucción de su sol interior no les ha masacrado y los habitantes nativos de redención están colaborando poco, creando problemas. El caso es que añoran a Josafat, que había sido más malo que la tiña con ellos, pero que les daba de comer y la vida era más fácil, cosa que ahora incluso estaba justita, justita.
No quiero decir mucho para no desvelar demasiados misterios, pero todo gira entorno a un grupo de aguerridos valientes que no sólo van a evitar el sabotaje de los proyectiles que se están cargando el sol de helio del interior de Redención, sino que van a tratar de evitar una barbaridad de los Hombres de Silicio. No doy más datos para no estropear la sorpresa, pero diré que tiene que ver con Bombas Doble V (los que hayáis leído la Saga o las reseñas de Tonnerre de Brest, sabréis de qué se trata lo que pretenden los Hombres de Silicio). Los apellidos elegidos para los protagonistas están entre las familias menores (hay incluso un Balmer), cosa que permite un desarrollo de personajes más acorde con gustos actuales, menos heroicos y más humanistas. Aún así, hay un terrible sacrificio al final por parte de uno de ellos, al más puro estilo de la Saga.
Hasta aquí lo más convencional. Pasemos ahora a las aportaciones de esta obra. En esta novela, Santyago Moro va muchos pasos más allá que Enguídanos en las novelas originales. Se nota que comprende muy bien la Saga. Le da un toque exacto al que le daba Enguídanos, incluso retro en algunos momentos, con unos buenísimos diálogos que no tienen nada que envidiar a los del maestro alicantino. De nuevo, un autor de la Nueva Generación, como vimos en el caso de la novela de Ramón San Miguel, opta por un comando que va a decidir el destino de los humanos. Todo ello, sin poder cambiar demasiado al estar escrito ya el canon de la Saga por su autor original. Pero gracias a estas novelas, se puede expandir la historia y permite que otros muchos escritores puedan seguir con las aventuras y desventuras de los Aznar.
Santyago Moro no se queda en la mera aventura. La evidente reflexión de que lo que hacen los humanos con los hombres de cristal es un puro exterminio no se le escapa. Y la cosa no queda impune. Se hace como opción defensiva contra una raza que resulta incompatible con la vida humana, pero conscientes de ello. Los hombres de silicio saben que van a morir y lo van a hacer matando.
La salvajada de destruir un ecosistema para salvar otro gira una y otra vez en los diálogos de los personajes protagonistas, llegando incluso al enfrentamiento dialéctico directo, para deleite del lector. Me ha gustado mucho la visión de unos hombres de silicio moribundos, escogiendo fríamente entre los suyos aquellos que más se acercaban a la manera de pensar humana, dándoles los mejores nutrientes, para que diseñasen la más tremenda de las venganzas. Impresionante.
La novela se lee de corrido, como se hacía con las originales (aún siendo del doble de extensión que las de la Editorial Valenciana) y todo gracias al buen hacer de Satyago Moro. Como se dice en la chaquetilla de la contraportada, Santyago Moro es un autor revelación y con proyección (eso lo añado yo). Su producción se está expandiendo a una velocidad vertiginosa, cercana al oficio de los autores que nos deleitaron desde los años cincuenta hasta los ochenta con novelas de a duro cada semana. ¡Cómo hubieran sido las cosas si Bruguera o la Editorial Valenciana aún existiesen y publicasen ese tipo de novelas! Igual tenemos al próximo Torres Quesada. ¿Cómo serían las novelitas de cien páginas de Sammy More?
ACTUALIZACIÓN: Enguídanos es de Liria, por lo tanto era VALENCIANO.
3 comments:
¡Hombre, Valentín! Lo hiciste.
Independientemente de lo bueno de la crítica, es un honor el hecho de que te hayas animado a hacedrla.
Tus reseñas están siendo una aportación a la difusión de la Saga, y ahora también de la Nueva Generación.
Gracias en nombre de todos los seguidores.
Sólo un "pero": Valenciano, de Liria, no alicantino.
¡Ah! Otra cosa: muy bueno lo de Sammy More. Es cierto que en la época de Enguídanos o Ángel Torres tendría que haber "americanizado" mi nombre :D
Gracias Santyago.
Lo del origen de Enguídanos lo tengo liado desde el principio. No sé por qué, pero creí que era de Elche y de ahí todo el jaleo que tengo.
Creo que la iniciativa de las novelas nuevas es una cosa muy buena y que ayuda a la difusión de la Saga.
Y lo de Sammy, fue, primero porque en el foro veo que se suelen referir a ti como Sam y la "Y" de tu nombre es una peculiaridad que había que rescatar, por eso lo de Sammy (por cierto, el Sammy de Dupuis es un personaje muy querido de mi infancia).
En fin, a ver si consigo ese "Secreto de los Aznar". Más críticas pronto.
Un saludo.
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