Empiezo en esta entrada una serie de cuatro en la que os mostraré las caretas que antaño teníamos a nuestra disposición los niños de los años setenta.
Esta primera tanda cuenta con las caretas que podíamos conseguir en los kioscos, que no son los de prensa, sino otros más entrañables en los que sólo se vendían chucherías y juguetes de plástico baratuchos, pero que eran los mejores.
Aún se siguen vendiendo, aunque con diseños distintos. Compré para unas para meter en una piñata para mis sobrinos y costaban cuarenta céntimos (puede que fuese veinte y que cogiese de dos en dos, no me acuerdo). Se las pusieron, pero no siguieron mucho el rollo. Los niños de hoy en día no parece que disfruten de lo mismo que nosotros.
Podéis ver una serie de siete caretas con temática variada y una careta de la serie de Marco.
Esta primera tanda cuenta con las caretas que podíamos conseguir en los kioscos, que no son los de prensa, sino otros más entrañables en los que sólo se vendían chucherías y juguetes de plástico baratuchos, pero que eran los mejores.
Aún se siguen vendiendo, aunque con diseños distintos. Compré para unas para meter en una piñata para mis sobrinos y costaban cuarenta céntimos (puede que fuese veinte y que cogiese de dos en dos, no me acuerdo). Se las pusieron, pero no siguieron mucho el rollo. Los niños de hoy en día no parece que disfruten de lo mismo que nosotros.
Podéis ver una serie de siete caretas con temática variada y una careta de la serie de Marco.
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