Esta segunda entrada dedicada a las novelas de Boulle adaptadas al cine nos lleva a una de mis historias favoritas, tanto en el cine como en la novela. Y aquí veremos las diferencias, pero dedicándome a la novela.
La novela La Planète des Signes de 1963, comienza cuando dos astronautas, una parejita, se encuentra algo así como un mensaje dentro de una botella espacial. Leen el texto y parecen que no se lo creen. Boulle nos lleva directamente a la acción, presentandonos a un tal Ulysse Mérou, el que luego se convertirá en Taylor en las películas. Su nave espacial llega a un sistema planetario en la constelación de Orión (se llama Bételgeuse, ¿algo que ver con el protagonista de Tim Burton? ¡Oh, pero si en 2001 Burton hizo una adaptación del Planeta de los Simios!).
Allí ven a una población humana un pelín primitiva y muy preparada para la guerrilla y la resistencia. Pronto descubrimos lo que tanto nos gusta de esta historia; que el mundo está al revés. Los primates son los amos del planeta mientras que los humanos aparecen el el zoo. Uno de los compañeros de Mérou termina loco por estar encerrado en una jaula.
La sociedad simiesca está anclada en una especie de Europa finisecular. Hay veces que uno tiene la sensación de que están en un período anterior. Aquí, en la novela, está claro que estamos en otro planeta que no es la Tierra. Así que no es esa la sorpresa, pero hay sorpresa. Y son dos. Fantástico.
La sensación de agobio que se tiene en la película, en la que todo parece muy fácil (o blanco o negro), no es algo que veamos en la novela. Los simios no son tan terribles. Aunque los humanos son maltratados como seres inferiores, no están tan preocupados en evitar que se reproduzcan (una cosa a la que se dedican en cuerpo y alma en la novela). Simplemente viven y tienen animalitos fuera de las ciudades, como nos pasa a nosotros. Sabemos que hay animales depredadores en espacios salvajes, pero no lo sufrimos, ni pensamos en ello.
Esta situación sirve para que Mérou pueda campar a sus anchas por la sociedad y podamos ver como espectadores la forma de vivir del mono. Recuerdan a los monos paródicos de las revistas y publicaciones de finales de XIX. Pienso que es la razón por la cual Boulle les encuadra en esa época. Pensemos en primates viviendo en lugares que no parecen corresponderles, adaptándolos a sus necesidades y creando situaciones anacrónicas. Imitan a los humanos, los anteriores dueños de las ciudades, pero haciendo en apariencia lo que en realidad no saben. Repiten los patrones de conducta humanos.
Hay muchos personajes que pasarán luego a la versión cinematográfica, como Zaïus, Zira y Cornelius y Nova. Falta Urko, pero como he dicho, no es tan violenta la novela como la película. No es necesario. Hay muchas reflexiones que no deben ser ocultadas por necesidades de taquilla.
Al final, Mérou vuelve al espacio y a la tierra para descubrir...
VIENE UN SPOILER DE ÓRDAGO. SIGUE LEYENDO SI YA CONOCES EL DESENLACE DE LA NOVELA O SI QUIERES SABER CÓMO TERMINA Y PUNTO.
... que en Orly (¿para qué ir a New York si la novela es francesa?) hay ya simios por las calles y habitando la ciudad.
Pero espera, hay otra sorpresa. Cuando retornamos a la escena inicial, en la que la pareja que está en la nave espacial leyendo el mensaje de Mérou, descubrimos que son chimpancés. Y ponen en duda que los humanos sean capaces de hacer nada inteligente. JEJE. Me encanta este final.
Para leer más sobre la novela del Planeta de los Simios:
- Predicador Malvado (casualidades de la vida, ha escrito un artículo sobre las diferencias de Zaius y Zaïus)
- Wikipedia
- Artículo de Philippe Heurtel
2 comments:
Pues que curioso!! Me ha llamado la atencion mas eso de Betelgeuse!!
Lo de Betelgeuse está un pelín forzado pero, ¿no me digas que no te recuerda al fantasma guasón de Burton?
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