En el garaje de una tía de mi mujer, en un pueblo de Soria, me encontré con esta cocinita. Es el mismo modelo que el que tenían mis vecinas en casa de mis padres. No es tontería decir que yo no tenía juguetes de este tipo, pero tampoco es de extrañar que me gustasen y que jugase con mis vecinas en su casa a lo que se terciase.
Y esta cocina se solía terciar mucho, ya veréis por qué.
La pieza más alucinante que tenía era esta batidora de juguete. Funcionaba con las pilas de la cocina (que tenía luces, como las de verdad).
Esta panorámica (un pelín de polvo, pero está impecable el juguete) muestra otras muchas curiosidades. Primero el teléfono, que tenía un timbre, luego las luces con ese plástico transparente y amarillo que me encantaba y esa planta de juguete que no se podía quitar. Un detalle.
...no, tiene el cubo de basura. Muy original. Por cierto, en aquella época, vitrocerámicas, ni por asomo.
Espero que os haya gustado verla de nuevo tanto como me gustó a mí. Imaginad la cara de sorpresa de las tías de mi mujer al ver que le tiraba tantas fotos a un jugete y ¡de niñas!
3 comments:
Yo tuve una exactamente igual que esta pero creo que en azul... y el grifo, con su agüita... ayyy, que la rompi a martillazos!!!! Bruta que es una que se negaba a ser ama de casa!!
Yo también tenía una así, si no este modelo muy parecido. Cuando era pequeña me parecía una réplica exacta de la cocina de mi abuela. Pero hoy mejor no seguir volviendo la vista atrás, que no es un buen día y a la peor se me suelta hasta una lagrimita.
Me encanta tu anécdota con la cocinita, Candela. Esta visto que las niñas buenas también son duchas con el martillo, jeje.
Y Victoria, ¿algo va mal? Espero que pronto estés bien.
Por cierto, tu abuela tenía una cocina muy moderna, la verdad.
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