Más allá del Sol (1).

Comparada con la saga de los Aznar, esta pequeña miniserie parece algo menor, pero ¿cuántos autores son capaces de escribir cinco novelas de una misma aventura? Y es que la saga de Más Allá del Sol es una saga importante, imaginativa y tan rotunda como muchas partes de la Saga de los Aznar, aún cuando en estas historias no sale de la órbita marciana (parecería que va a ser una aventura más allá del sistema solar, pero se refiere a otra cosa que un pelín más adelante veremos).

En estas dos entradas de este viernes y del que viene voy a presentaros las cinco novelas en dos tandas. En la primera veremos una novela que es prólogo de todo lo que viene después, con una teoría de una Tierra igual a la nuestra, pero al otro lado del Sol y equidistante a él. A continuación veremos la segunda novela, con el mismo protagonista, pero en Marte.

La semana que viene veremos las tres últimas novelas de esta saga. Las dos primeras que comentaré son la continuación de la aventura marciana, para llegar a la última novela, retomando las aventuras del inicio de la saga, pero con los conocimientos de la cultura y la tecnología marciana. Todo un viaje, como podéis comprobar. Dejemos de prolegómenos y adentrémonos en la historia.

EXTRAÑO VISITANTE.
En esta primera aventura, conocemos a Arthur Welby, el protagonista de la saga que, como el primer Miguel Ángel Aznar, va a pasar de un hombre anónimo a un héroe de dimensiones interplanetarias.

Un platillo volante ha aparecido en una reserva india en los Estados Unidos de Norteamérica y antes de que el ejército se haga con el control de la nave, los habitantes de la zona pueden verlo.

En estas que una pareja aparece de manera tan misteriosa como la nave extraterrestre. Son un hombre y una mujer. Ella está muy enferma y el médico de la reserva (Welby) se tiene que ocupar de salvarla. Una vez la intervención ha resultado, el hombre que la acompañaba ha desaparecido. Sólo le vuelven a ver cuando le traen como cadáver. Ha sido atropellado.

Welby habla mucho con la mujer, que descubrimos que se llama Rona y tras unos diálogos demasiado orientados por parte del terrestre, descubrimos que a la misma distancia del sol que la Tierra, en los dos puntos extremos de un diámetro imaginario que llegase de un punto a otro de la órbita terrestre, se encuentra una Tierra mucho más avanzada (y muy nahumita, como veremos).

Cuando Rona descubre que su marido ha fallecido y que el ejercito se va a hacer con la nave, realiza una acción suicida para detonar la nave, consiguiendo su autodestrucción. Esta maniobra le cuesta la vida. Poco después se da con los cadáveres de las personas a las que los extraterrestres han suplantado. Aquí nos damos cuenta de que estos alienígenas no son trigo limpio.

MÁS ALLÁ DEL SOL.
Han pasado seis años desde la novela anterior (una semana en la publicación, porque esta fue la número sesenta y uno de Luchadores del Espacio y Extraño Visitante fue la número sesenta). Arthur Welby a avisado a las autoridades y esto dispara una situación insólita.

La tecnología de la época es pobre para hacer grandes empresas espaciales (eso es verdad, Enguídanos es todo lo realista que una novela de ciencia ficción permite). Pero con la tecnología que han conseguido del platillo volante de la anterior novela. Es una idea copiada hasta la saciedad, pero que funciona.

Bueno, tenemos nave espacial (en concreto, diez naves espaciales). Sabemos que los extraterrestres de la Tierra equidistante (qué raro es eso de ser terrestre y extraterrestre a la vez) son algo malillos o muy malos según como veremos. Por esa razón hay que poder ver la Tierra 2. No se les ocurre mandar un satélite (que aún no existían) y ya está. Lo que se les ocurre es mandar una expedición con varios centenares de científicos y militares para llegar a Marte y ver esa otra Tierra desde allí.

Aquí Enguídanos actúa de Julio Verne a la española. Predice una nave espacial tripulada ya en 1956 (como nos recuerda Canalda). Y se parece mucho a lo que pasó poco después con la estación espacial internacional.

En una de las naves va Arthur Welby. Nuestro protagonista es uno de los que baja a la superficie marciana, dando fe con sus compañeros del planeta desconocido, allí en el cielo marciano.

La empresa, que hasta el momento ha ido sobre ruedas, torna en tragedia cuando los platillos volantes de esa otra civilización humana borra del mapa a las naves terrestres. Sólo sobreviven los que están en Marte, y a duras penas, porque consiguen zafarse de un platillo volante y destruirlo. Se encuentran en Marte como naúfragos. Me viene a la cabeza la magnífica idea (sé que a todo el mundo le pareció mala, pero a mí me encantó ese Marte tan misterioso como el imperio Maya lo es para nosotros ahora) de Stranded, la película de Luna.

La semana que viene, seguimos con Welby y sus compañeros en sus aventuras marcianas.

Agradezco una vez más el trabajo tan admirable que hizo José Carlos Canalda para difundir la obra de tantos autores de la Ciencia Ficción Española. Para leer sus artículos, os invito a visitar el sitio de Ciencia-Ficción, donde se encuentran.