48. El Retorno de los Dioses.
Las cosas están mal contra los Thorbods, tal y como dejamos a los humanos en la anterior novela. Los Thorbod se muestran magnánimos: o se van los humanos de Atolón, que ya es suyo y no hay resistencia posible o se someten otra vez al dominio Thorbod.
Así que hay que huir. La Hermes, un autoplaneta de hormigón (qué bajo hemos caído, ya ni dedona ni nada) es la custodia donde se va a almacenar la totalidad de cintas vetatom de los humanos, ya sean renacentistas o maquetanos. Sólo quedan tapos que se van a enfrentar a los Thorbods en una misión suicida con la que tratarán de conseguir que los Thorbod no sigan al Hermes a la Tierra, el destino final de la nave.
Lo curioso del viaje es que un fallo en los cálculos del salto al hiperespacio, llegan a la tierra de hace un millón de años (vamos por decir algo que recuerde a un título típico de los setenta). Así que todo lo que hagan los exiliados de Atolón tendrá su efecto en la historia de la humanidad. Pero toda precaución parece innecesaria cuando descubren una civilización, la sumeria, que resulta de la intervención directa de los bartpuranos: los humanos han sido creados genéticamente por una raza superior. Muy Seventies.
Por si aún no se habían quedado sorprendidos del todo los huidos de Atolón, resulta que un asteroide se precipita a toda velocidad hacia la Tierra. Así que rescatan a todos los sumerios que pueden y esperan a que el meteorito provoque la catástrofe. Todo parece un guiño a la Atlántida y ¿cómo no? al diluvio universal, al quedar la Tierra anegada. Hay incluso un arca que se avista en el horizonte.
Por cierto, la novela la protagoniza un Miguel Ángel Aznar ya muy maduro.
49. La Tierra Después.
Después del error de cálculo, ya subsanado, la Hermes llega a la Tierra en el periodo histórico correcto. Y se encuentran con un panorama desalentados. Valera, que ha llegado cincuenta años antes, ha declarado la guerra a la Tierra. Los terrícolas han convertido su estado de bienestar en un despropósito, con abusos, despotismo y dictaduras.
Tras un rifirrafe un tanto confuso, Miguel Ángel Aznar termina en Valera y los tripulantes del Hermes, secuestrados en la Tierra. Los Aznar se han convertido en la Tierra en algo así como en el Coco. Hasta los niños dejan de hacer trastadas si les amenazan con que “Vienen los Aznar”.
No tiene sentido preocuparse por los terrícolas. Sólo rescatan a los retenidos, deteniendo a las autoridades terrestres y haciendo un canje. Ahora Valera se encuentra poblada otra vez por miembros de la familia Aznar, por tapos y renacentistas. Se acabó de un plumazo la distinción.
Así que el único sitio que conocen que les vale para vivir a los valeranos, a parte de Valera es Atolón. Valera, con Miguel Ángel Aznar al frente, se dirige a darle la tunda final a los Thorbod.
La semana que viene más. Gracias una vez más a Canalda por las ilustraciones que acompañan la entrada y por sus artículos que me resultan de gran ayuda para continuar con estos resúmenes.
Las cosas están mal contra los Thorbods, tal y como dejamos a los humanos en la anterior novela. Los Thorbod se muestran magnánimos: o se van los humanos de Atolón, que ya es suyo y no hay resistencia posible o se someten otra vez al dominio Thorbod.
Así que hay que huir. La Hermes, un autoplaneta de hormigón (qué bajo hemos caído, ya ni dedona ni nada) es la custodia donde se va a almacenar la totalidad de cintas vetatom de los humanos, ya sean renacentistas o maquetanos. Sólo quedan tapos que se van a enfrentar a los Thorbods en una misión suicida con la que tratarán de conseguir que los Thorbod no sigan al Hermes a la Tierra, el destino final de la nave.
Lo curioso del viaje es que un fallo en los cálculos del salto al hiperespacio, llegan a la tierra de hace un millón de años (vamos por decir algo que recuerde a un título típico de los setenta). Así que todo lo que hagan los exiliados de Atolón tendrá su efecto en la historia de la humanidad. Pero toda precaución parece innecesaria cuando descubren una civilización, la sumeria, que resulta de la intervención directa de los bartpuranos: los humanos han sido creados genéticamente por una raza superior. Muy Seventies.
Por si aún no se habían quedado sorprendidos del todo los huidos de Atolón, resulta que un asteroide se precipita a toda velocidad hacia la Tierra. Así que rescatan a todos los sumerios que pueden y esperan a que el meteorito provoque la catástrofe. Todo parece un guiño a la Atlántida y ¿cómo no? al diluvio universal, al quedar la Tierra anegada. Hay incluso un arca que se avista en el horizonte.
Por cierto, la novela la protagoniza un Miguel Ángel Aznar ya muy maduro.
49. La Tierra Después.
Después del error de cálculo, ya subsanado, la Hermes llega a la Tierra en el periodo histórico correcto. Y se encuentran con un panorama desalentados. Valera, que ha llegado cincuenta años antes, ha declarado la guerra a la Tierra. Los terrícolas han convertido su estado de bienestar en un despropósito, con abusos, despotismo y dictaduras.
Tras un rifirrafe un tanto confuso, Miguel Ángel Aznar termina en Valera y los tripulantes del Hermes, secuestrados en la Tierra. Los Aznar se han convertido en la Tierra en algo así como en el Coco. Hasta los niños dejan de hacer trastadas si les amenazan con que “Vienen los Aznar”.
No tiene sentido preocuparse por los terrícolas. Sólo rescatan a los retenidos, deteniendo a las autoridades terrestres y haciendo un canje. Ahora Valera se encuentra poblada otra vez por miembros de la familia Aznar, por tapos y renacentistas. Se acabó de un plumazo la distinción.
Así que el único sitio que conocen que les vale para vivir a los valeranos, a parte de Valera es Atolón. Valera, con Miguel Ángel Aznar al frente, se dirige a darle la tunda final a los Thorbod.
La semana que viene más. Gracias una vez más a Canalda por las ilustraciones que acompañan la entrada y por sus artículos que me resultan de gran ayuda para continuar con estos resúmenes.
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