Homenaje a Charlton Heston

El cinco de abril de 2008 falleció Charlton Heston en su casa de Beverly Hills. Desde aquí quiero hacerle un homenaje, como el gran actor que fue. Me viene a la memoria su papel de Taylor en el Planeta de los Simios, una de mis películas, serie de películas, serie de televisión, serie de dibujos animados, series de cómic, novela y serie de novelas favoritas.


Muchos tenemos en mente la imagen del último Heston defendiendo la posesión de armas en Estados Unidos, cosa poco defendible en Europa, pero no debemos olvidar que marchó junto a Martin Luther King en la marcha a favor de los derechos civiles de la población negra en Washington. Al margen de la opinión que tengamos de las armas cada cual, considero deplorable su homofobia (más aún si se analiza en profundidad su personaje en Ben Hur, al que debe parte de su fama como mito erótico del cine) y cuestionable su posición frente al aborto. Aún así, creo que es una figura irrepetible y definitoria del siglo XX. Sin duda, un hombre de coraje sin par.



Fue un actor comprometido con el oficio. Más de cien películas avalan su profesionalidad. Se involucró en proyectos en dieciséis milímetros realizados en la facultad (hay una versión de Peer Gynt), pasando en 1950 al cine con Ciudad en Sombras y Julio César. Protagonizó en 1952 Pasión bajo la niebla de King Vidor. Cuando Ruge la Marabunta en 1954 y en 1957 rodó con Orson Welles la película Sed de mal y un año más tarde Horizontes de Grandeza con William Wyler.


La popularidad le llegó cuando protagonizó Ben Hur en 1959. A mí me parece una película con un comienzo maravilloso que se vuelve aburrida pasada la primera media hora. Luego vendría el Moisés que abre las aguas del Mar Rojo en los Diez Mandamientos (1956), El Cid (1961), Cincuenta y cinco días en Pekín (1963), La historia más grande jamás contada (1965), El tormento y el éxtasis (1965) ― muy recomendable ―, Mayor Dundee (1965).

Y en 1968 rodó con Franklin J. Schaffner El Planeta de los Simios. Tengo amigos que consideran que lo único que justifica la película es el final, como si fuese un largo preámbulo para dar con una de las imágenes más carismáticas del séptimo arte. Yo no puedo discrepar más. Creo que la fábula ideada por Pierre Boulle es una genialidad que dice muchísimo de la manera que tenemos de comportarnos los seres humanos en sociedad. No son actores disfrazados de monos; son caricaturas acertadísimas de nuestras instituciones. Una verdad incómoda puede ocultarse, minimizarse y destruirse sin que aquellos en el poder sientan la más mínima duda ética referida a su actuación. Algunas veces, para proteger al pueblo de algo que se cree que va a ser incapaz de hacerlo, se le oculta y tergiversa un hecho inapelable, convirtiendo a aquellos que luchan por la verdad en criminales al estilo de la obra de Ibsen, el Enemigo del Pueblo.

Después de esta película, la carrera de Heston entró en un período de estancamiento. Dirigión Marco Antonio y Cleopatra en 1972 y protagonizó la serie de televisión Los Colby. Tiene dos películas de ciencia ficción que considero interesantes: Soylent Green de 1973, obra apocalíptica y El último hombre vivo (Omega Man), primera versión de la novela de Richard Matheson, Soy Leyenda. Después Vuelo 502 secuestrado, Aeropuerto 75 y Terremoto.

La década de los ochenta fue aún más liviana de trabajo, no en televisión, llegando a los años noventa, con un pequeño papel en Trae Lies (Mentiras arriesgadas), el Hamlet de Brannagh, Enredos de Sociedad y My Father. Una curiosidad. Puso la voz al Hércules de Disney y a uno de los perros de Cats & Dogs (Como perros y gatos).

Recordaré también su último papel en la nueva versión que Tim Burton hizo del Planeta de los Simios en el año 2001. Esta vez, Heston era un mono. Divertida ironía si pensamos que en la primera era el paladín de la humanidad.

Podéis informaros con más detennimiento en el Obituario del País, el Blog de Santiago González y la noticia del diario El Mundo.

Como Embeb de YouTube he incluido el maravilloso final del Planeta de los Simios. Que lo disfrutéis.