Mazinger Z, los cromos de los pastelitos de Panrico.

Esta entrada lleva mucho tiempo gestándose y no sabía cuándo insertarla en Tonnerre de Brest. Creo que este es el momento adecuado. Espero que os guste, porque tiene mucho de especial. Aquí arriba podéis ver los cromos iniciales de la serie. No los tengo todos, pero no importa. Sirve para hacerse una idea.
Eran cromos con los que se podía jugar, porque eran troquelados y se podían sujetar sobre las pestañas de la parte inferior, que servía de peana.

Los que más me gustaban eran estos horizontales, por lo curioso y lo raro, aunque se veían peor.

Los pastelitos eran los básicos de Panrico, que cambiaban de nombre, según la serie de turno que se emitiese. Mi principal recuerdo es que me los daba mi abuela como premio y como postre al final de la merienda. Así, te comías la merienda que te daban, porque sabías que venía el cromo. Es uno de los recuerdos más entrañables de mi infancia.

Cuando te tocaba un bruto mecánico se te ponía una sonrisa de oreja a oreja. Era lo mejor y lo más raro. El que parecía una ballena me encantaba y su compañero tan achatado y con los misiles sobre la cabeza era también de mis favoritos. Nunca los vimos en la televisión de la época.

Muchos más personajes. El planeador sirvió para jugar muchas veces, por eso está tan gastado.

Y esto, que es del final de la serie, era la manera que teníamos los chicos de la época para soñar con lo que nos habían vedado. No pudimos ver más que unos veintitantos episodios de la serie y desordenados. ¿Cómo séría ese otro Mazinger? Aún estamos esperando.

En fin, aquí termino. Espero haber despertado mucha nostalgia con esta entrada. Para mí ha sido un placer.