Saga de los Aznar, volumen veinticuatro. Apéndices uno.

Apéndice uno (55). Robinsones cósmicos.

Empieza aquí la colección de novelas que forman parte de la saga, pero que sólo lo hacen de manera parcial. Esta novela se podría incluir tras el bombardeo de los nahumitas de la Tierra. Pero vayamos a lo que ocurre en la novela y veremos por qué se cayó de la versión definitiva. Y es una novela entretenida, pero algo liosa.

Comienza la aventura con dos muchachos, Eduardo y Viola que llegan a la Tierra tras un extraño viaje. Un científico loco, temeroso de que la Tierra (más bien la cultura) salte hecha pedazos por una más que posible confrontación nuclear a mediados del siglo XX. Así que el hombre se lleva a su hija y a otros tres muchachos (dos niños y una niña) en una nave espacial que trata de llegar a la velocidad sublumínica para llegar en unos años a la Tierra del futuro más lejano.

Lo que ocurre es que los chicos se hacen mayores, el científico muere a manos de uno de ellos y al final se van muriendo poco a poco quedando los dos hijos de la hija de él. Vamos, un lío. Lo importante es tener a estos dos protagonistas que, por fin, llegan al futuro.

Y lo que encuentran no es nada halagüeño. La tierra ha sufrido un sistemático bombardeo nuclear (pero no de los propios humanos, sino de los nahumitas, cosa que no saben los protagonistas) y no hay más que cosas mutantes, vegetación morada, hombres planta, lagartos y demás. Todos ellos peligrosísimos. Los muchachos salen como pueden de todos los embrollos en los que Enguídanos les mete hasta llegar a una cúpula en la antigua Arizona en la que se supone que hay semillas de todas las plantas para luego repoblar la Tierra con vegetación normal y tratar de restaurarla (creo que esto existe en realidad en México).

La chica está a punto de morir por envenenamiento de radiación cuando llegan los redentores, que han vuelto para reclamar para la humanidad la Tierra, y la salvan. Sí, este es el único punto de conexión con la Saga.

Apéndice dos (56). Dos mundos frente a frente.

Los hombres de silicio acababan de ser derrotados (allá por la primera parte de la Saga, cuando los tripulantes del Rayo llegan a Redención) por primera vez, pero sabemos que aún les queda mucho fuelle. Lo verdaderamente bonito es que un científico llamado Valera ha hecho un descubrimiento. ¿Adivináis cuál? Pues sí, en esta novela un científico descubre Valera. La Saga sin Valera es algo imposible, incluso con un Rayo de por medio.

La aventura de esta novela es trepidante. Hay, además de Valera, un Aznar y un Ferrer como protagonistas. En el último momento en la segunda edición de la Saga, la de los setenta, Enguídanos decidió quitarla y resumirla en El Reino de las Tinieblas, como nos recuerda Canalda.

Por un lado, los aventureros tienen que enfrentarse a los hombres de silicio en una lucha que no pueden ganar y por otro, el descubrimiento de la fuente natural de dedona en el planetillo son el núcleo de la trama. Lo curioso es que es bastante buena, dejando dudas de si no hubiese sido mejor mantenerla en su sitio. En cualquier caso, Enguídanos manda y fue su decisión.

Termino, con mi total agradecimiento a José Carlos Canalda por las imágenes de las portadas y por sus artículos.